La psicóloga ha salido al público hace pocas semanas, acusando al candidato para la Suprema Corte de Justicia, el republicano Brett Kavanaugh, de intento de violación a inicios de los años 80, cuando ambos eran estudiantes de preparatoria.
Kavanaugh hasta este punto estuvo a un paso de ser elegido a la Suprema Corte, cargo que se da por el tiempo de vida. Aunque no se ha pronunciado al respecto, organizaciones de mujeres temieron que podría ser una voz a favor de volver a penalizar el aborto en Estados Unidos.
Desde que Ford, quien ahora es reconocida profesora de psicología en California, se pronunció, fue blanco de difamaciones en su contra. El propio presidente Donald Trump desestimó su testimonio y tuiteó: “Si la agresión realmente fue tan mal, seguramente ella o sus queridos papás hubieran hecho denuncia ante las autoridades al instante”.
Fuertes protestas de los movimientos sociales fueron la respuesta a esos intentos de perjudicar a la sobreviviente de violencia. Se formó una campaña en Twitter bajo el hashtag #WhyIdidntreport, o “Porqué no denuncié”, con numerosas historias de mujeres que fueron intimidadas y amenazadas, revictimizadas, o que sentían vergüenza de denunciar.
A pesar de que Blasey Ford y su equipo de abogadas y abogados demandaron una investigación de los hechos por parte del FBI (Oficina Federal de Investigaciones, por sus siglas en inglés), ésta fue negada, al igual que su demanda de declarar después de Kavanaugh. Sin embargo, Ford se comprometió a dar testimonio ante la Comisión de Justicia del Senado, misma que elige las y los jueces de la Suprema Corte.
El presidente de dicha Comisión, el republicano Chuck Grassley, determinó que la sesión para escuchar su caso iba a ser ayer, lunes 24 de septiembre; sin embargo, la reprogramó para el jueves 27. Todavía no está claro cómo serán cuestionados Blasey Ford y Kavanaugh por las y los senadores.
Los republicanos quieren evitar la imagen de sus integrantes de la Comisión, todos hombres blancos, interrogando a una mujer sobre acoso sexual. Para el público estadounidense, eso revoca malos recuerdos de los inicios de los años noventa, cuando el juez Clarence Thomas fue elegido a la Corte Suprema, a pesar de las denuncias de hostigamiento sexual por parte de su antes colaboradora, Anita Hill.
Los videos de su declaración ante la Comisión de Justicia muestran a una mujer afroamericana que es interrogada de manera dura y sin perspectiva de género por los senadores, todos hombres blancos. Al final, ellos decidieron eligir a Thomas a pesar de las declaraciones de Hill. Pero los tiempos han cambiado con los movimientos de “YoTambién” y otros más. Los republicanos temen por el voto de las mujeres en las elecciones de noviembre.
La senadora demócrata Patty Murray criticó duramente que no se hayan admitido otros testimonios ni la investigación del FBI, y advirtió que puede ser un juicio “él dijo, ella dijo”, lamentó en entrevista con la cadena NBC. Así, toda persona puede decidir al final a quién le cree, sin pruebas adicionales. De esa manera, los republicanos estarían predeterminando el resultado, dijo.
Este lunes, a la hora inicialmente programada para las declaraciones, miles de mujeres y hombres en Estados Unidos se marcharon de sus lugares de trabajo o estudio, en solidaridad con Blasey Ford y otras sobrevivientes de violencia.
Se vistieron de negro y cargaron pancartas con el lema #BelieveSurvivors, o “Cree las y los sobrevivientes”. También celebridades que forman parte del movimiento “TimesUp”, de la industria del cine contra el acoso sexual, se unieron a las protestas.
Desde el pasado fin de semana otra mujer, Deborah Ramírez, salió al público con una segunda acusación en contra de Kavanaugh. Alegó que el ahora juez la acosó cuando ambos eran estudiantes en la universidad de Yale, en los años ochenta. Hasta ahora, las y los senadoras no han pedido su participación en una segunda ronda de testimonios.