Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, comentó en entrevista con Notimex que las madres migrantes, al sentirse más seguras en las caravanas masivas que ingresan al país para tratar de llegar a Estados Unidos, se dan el valor para traer consigo a sus hijos, sea solas o acompañadas por su pareja.
Sin embargo, advirtió que durante las largas caminatas para llegar de una población a otra, se enfrentan a la falta de alimentos, agua y servicios que ponen en riesgo la salud de los menores y la suya propia.
Otro aspecto que se ha dado en las caravanas, es que viajan mujeres embarazadas, muchas de ellas menores de edad de entre 16 y 17 años, que se embarazaron antes de salir de su país en Centroamérica o lo hicieron incluso en el camino con sus propias parejas.
Se trata de niñas madres que son tratadas como mujeres, a pesar de que por su corta edad son más vulnerables y pueden enfrentar embarazos de alto riesgo, por lo que deberían tener atenciones especiales.
Expuso que desafortunadamente, el viajar en familia no les garantiza acceder a las tarjetas que otorga el gobierno mexicano por razones humanitarias ni mucho menos que puedan ingresar a Estados Unidos, como se les hace pensar por quienes promueven las caravanas.
Gretchen Kuhner dijo que al cargar con sus hijos, las madres migrantes no pueden moverse con la rapidez que quisieran y por eso son más fácilmente detenidas por los elementos del INM, ya sea para ser deportadas o conducidas a las estaciones de dicho instituto.
“Es muy preocupante la cantidad de niñas y niños que hay en la estación Siglo XXI del INM en Tapachula, Chiapas, porque ningún menor debería estar retenido en nuestro país, según lo establece la propia legislación que protege a este sector altamente vulnerable”, señaló.
La activista denunció que hay muchas madres jóvenes detenidas en las estaciones que hay en Chiapas y Veracruz, pero incluso en la misma Ciudad de México.
Sostuvo que las detenciones que concretan las autoridades mexicanas, no son otra cosa que redadas que atentan contra los derechos humanos de los menores y sus madres, porque no sólo les impide el libre tránsito por territorio nacional, sino que se les maltrata y se les deporta a sus países de origen, donde sus vidas corren grave peligro.
“Las madres migrantes, sobre todo de Centroamérica, huyen de sus países porque se da la combinación de pobreza y violencia, lo que obligó a cambiar su patrón de migración, ya que antes dejaban a sus chiquitos atrás con la esperanza de después mandarles dinero desde el extranjero”, enfatizó.
Pero ahora, explicó, el enfoque ya es otro, porque las madres piensan que si los dejan atrás, corren el riesgo de no volverlos a ver nunca, dadas las graves condiciones que se viven en Centroamérica.
La directora del Instituto para las Mujeres en la Migración recordó que México tiene signados diversos convenios internacionales que lo obligan a prestar ayuda a quienes huyen de sus países por las condiciones de violencia que padecen.
Sin embargo, señaló que entre marzo y abril se incrementaron las detenciones y las deportaciones hacia los lugares de origen de las migrantes, lo que a su parecer regresa al país al año 2018, cuando había otro gobierno.
Aseveró que la presente administración federal debe demostrar en los hechos su discurso de trato humanitario a los migrantes centroamericanos, particularmente cuando hablamos de madres acompañadas por sus hijos.