La Habana, diciembre (SEMlac).- La comprensión del cuerpo femenino como espacio político y el destierro de los estereotipos que históricamente se le han asignado, constituyen hoy caminos imprescindibles para el feminismo y la lucha contra todas las formas de dominación a las que se enfrentan las mujeres.
"Cuando construimos los cuerpos desde lo masculino y femenino, les asignamos ciertos imaginarios. El feminismo propone comenzar por deconstruir estas categorías y vernos como seres humanos", afirmó Georgina Alfonso, directora del Instituto de Filosofía de la Universidad de La Habana, durante una sesión de la Escuela Taller Paradigmas Emancipatorios Feministas.
La filósofa y feminista cubana remarcó que el cuerpo es nuestro primer espacio de identidad y, por ello, urge romper los mitos y mirarlo desde la libertad, desde el derecho que tenemos a vivir nuestra sexualidad, "reconociendo lo vivencial, deseado, placentero, emotivo y el sentido de pertenencia a una comunidad".
El cuerpo es político, ya que, al reconocernos en nuestros derechos y potencialidades, nos unimos a la lucha por esos derechos, que se traduce en demandas de leyes y políticas públicas que los respalden, afirmó Magda Rodríguez, de la red de educación popular Libélulas matanceras, durante la Escuela Taller realizada del 4 al 6 de diciembre en el Instituto de Filosofía.
Para Alfonso, "hay tres elementos muy difíciles de desmontar de la lógica de la dominación y son el amor romántico, la familia natural y los lazos de sangre. Sobre esos tres elementos se construye hoy toda una nueva reconfiguración del patriarcado", señaló.
La filósofa remarcó que esto no es un posicionamiento de un grupo de hombres, sino una lógica construida para justificar el sexismo, el machismo, la monogamia, la misoginia y son las bases de la hetero realidad de la dominación de los cuerpos.
La guatemalteca Sandra Morán, integrante de la Escuela Internacional Berta Cáceres para la organización feminista, significó cómo diferentes actores intentan decidir sobre los cuerpos femeninos, desde las iglesias fundamentalistas, hasta los Estados que niegan el derecho a una salud sexual y reproductiva adecuada, incluyendo el derecho al aborto y a una educación integral de la sexualidad.
El cuerpo es un territorio permanentemente en disputa, valoró la invitada a la Escuela Taller, y añadió que las mujeres tenemos en disputa, además, la tierra, la naturaleza, la historia y la memoria, este último elemento siempre en riesgo de ser borrado.
"Nosotras somos parte de la construcción y reconstrucción de la memoria histórica. Sin embargo, en la historia las mujeres casi nunca aparecemos; se nos invisibiliza", apuntó.
Alfonso aludió a cómo se construye el imaginario sobre el cuerpo femenino en torno a una estética que borra la diversidad y las lógicas que naturalizan la expropiación y la apropiación de este por los hombres, como si se tratara de un objeto.
Yohanka León del Río, también del Instituto de Filosofía, remarcó que el capitalismo es un sistema múltiple de dominación cuyas formas son invisibilizadas y tienen un impacto en las subjetividades, por tanto, también se expresan muchas veces en cómo construimos nuestra identidad como mujeres.
Comentó que la lógica del patriarcado está inherentemente ligada al sistema, ya que el cuerpo femenino es estandarizado y reducido a un mero artefacto reproductor. En este sentido, destacó que el análisis del patriarcado debe ser interseccional, considerando no solo la clase y la explotación del trabajador, sino también otras construcciones como la raza y el género.
"Hay que deconstruir ese concepto y reconstruir el concepto de mujer desde la articulación de todas las diversidades que somos y en eso se suman, por supuesto, la diversidad e identidad de género y la diversidad de orientación sexual, que también es cultural, histórica y social", enfatizó León del Río.
Con este criterio coincidió Jesabel Más Pérez, psicóloga, profesora e investigadora de la Universidad Marta Abreu, de las Villas -a 290 kilómetros de La Habana-, para quien es esencial mostrar la diversidad de mujeres que hay, pues se ha querido imponer un canon estético, una solo forma de ser mujer.
Una mujer afrodescendiente generalmente pasa gran parte de su vida usando un peine caliente para peinarse, simplemente porque el estereotipo femenino es el del pelo largo y lacio y está vinculado a mujeres blancas, dijo Elpidia Moreno Hernández, coordinadora del Capítulo Cubano de la Marcha Mundial de Mujeres, de la Federación de Mujeres Cubanas.
Una escuela para desaprender
"Esta es la primera edición de la Escuela Taller Paradigmas Emancipatorios Feministas", precisó Georgina Alfonso a SEMlac y señaló que es un espacio construido entre los talleres internacionales de esta temática, que se realizan cada dos años.
"El objetivo de la escuela es recuperar la memoria de las luchas de las mujeres en Cuba, América Latina y el mundo. Las conquistas que disfrutamos hoy son el resultado de una continuidad histórica de esfuerzos de muchas mujeres, que a menudo se invisibilizan", señaló.
Añadió que se trata de una escuela-taller porque construye conocimientos desde los saberes acumulados, dialoga con las experiencias, prepara para la acción en las organizaciones y también para dialogar con otros espacios patriarcales, machistas, donde es necesario posicionarse políticamente.
El encuentro, que agrupó a 40 participantes, contó con la presencia de Sandra Morán, integrante del movimiento de mujeres constituyentes en Guatemala, diputada en la anterior legislatura y la primera mujer lesbiana en el parlamento de su país, quien habló a las cursistas desde su experiencia en el movimiento social guatemalteco y en el movimiento feminista.
"Siempre es necesario encontrarnos", dijo Morán a SEMlac. "Las escuelas feministas son espacios seguros para vernos, ir aprendiendo, desaprendiendo, pero sobre todo tejiendo redes; las redes de cuidado, de afecto, que nos permiten compartir lo que enfrentamos día a día", dijo.