El laberinto de quienes alquilan sus vientres por necesidad económica

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22 de Enero de 2024
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El laberinto de quienes alquilan sus vientres por necesidad económica.
El laberinto de quienes alquilan sus vientres por necesidad económica.

México, enero (SEMlac).- (depositphotos) La vulneración económica, médica y psicológica que viven las mujeres se presta a la gestación sustituta o subrogada en México; testimonios describen contratos y comercio insultante, prácticas de engaño y mentiras, de mexicanas presas de esta práctica, con y sin regulación jurídica.

Así lo plantea, como resultado de una investigación, la Gaceta de la UNAM, expuesta el 15 de enero pasado. La investigación incluye testimonios y análisis de especialistas, y plantea claramente el debate, que apareció en México en el 2020. Un aliado del oficialismo, el Partido del Trabajo, pide la regulación.

Quienes describen hechos y quienes están por una regulación se manifiestan en esta investigación. Las descripciones parecen divididas, entre los derechos humanos de las mujeres y quienes avalan el comercio y piden regulación.

Testimonios evidencian la realidad
La investigación fue realizada por la Gaceta y por UNAM Global TV, que se difundió el lunes pasado, precisamente cuando en el Congreso la priista Nélida Ivonne Sabrina Díaz propuso hasta 25 años de cárcel para quien comercie con esta práctica.

Además, está archivada una iniciativa para prohibir los vientres de alquiler, y feministas hace un año hicieron una campaña, debido a la intención del Congreso de la Ciudad de México de regular los vientres de alquiler. El debate quedó abierto, sin regulación hasta ahora.

La iniciativa de prohibición archivada, a pesar de que fue aprobada por consenso de legisladoras de todos los partidos políticos.

En la investigación del órgano de difusión de la UNAM se dice que esta industria en el mundo alcanzará 129.000 millones de dólares para 2032, porque está en pleno crecimiento, según el Informe Surrogacy Market 2023-2032.

Los vientres de alquiler legales en Tabasco y Sinaloa
En México la maternidad subrogada está legalizada en dos de los 32 estados del país: Tabasco y Sinaloa, y prohibida en San Luis Potosí y Querétaro, por lo que "en el resto del país hay un vacío legal que deja en la indefensión jurídica a las personas que deciden ser gestantes".

De la vulnerabilidad e indefensión de las mujeres la investigación rescata el testimonio de Abigail Villegas, quien se sometió al proceso de gestación en dos ocasiones.

El primero transcurrió sin inconvenientes, tuvo gemelos y el contrato era para un estadunidense que cubrió un paquete que le daba atención médica después de la cesárea, en el 2020.

En la segunda ocasión, la contactaron en el Estado de México para una agencia europea y un matrimonio homoparental mexicana-inglesa. Le ofrecieron cerca de 300 mil pesos (17.558,85 dólares) El primer pago era de 2 mil (unos 117 dólares) al momento de confirmar el embarazo, pago que le atrasaron hasta la séptima semana, porque al abogado se le olvidó escribir que se tenía que escuchar el latido del bebé.

Posteriormente, cada cuatro semanas tenían que hacerle un pago de 10 mil pesos (585 dólares) por los meses de embarazo.

El bebé falleció a las nueve semanas sin que le cubrieran el pago del segundo mes de gestación y la indemnización por la pérdida del bebé, por 120 mil pesos (7.024.54 dólares) que estipulaba el contrato, el que no le pagaron, argumentando el fallecimiento del bebé, y que era por condiciones genéticas.

No pudo demandar porque no le dieron copia del contrato. Tampoco recibió tratamiento médico ni psicológico.

Rosalía Ramos García, académica de la Facultad de Derecho de la UNAM, en esta investigación señala que los montos ofrecidos como compensación y gastos de manutención se manejan como "apoyos" dados a las mujeres de manera voluntaria para, supuestamente, evitar que esta práctica sea vista como comercialización de bebés, por la que no hay una cantidad específica que deban recibir las gestantes.

Como en el caso de Abigail Villegas las agencias se aprovechan, porque las mujeres desconocen el proceso que se debe seguir y no cuentan con una representación jurídica. El abogado que hay es para los padres contratantes, señala Ramos García.

Amneris Chaparro Martínez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, refiere que los contratos están diseñados de forma tal que parece que se ofrece la gestación como un servicio, lo que lo convierte en un tipo de trabajo que involucra la fuerza, el cuerpo y el tiempo.

Riesgos para la salud de las mujeres
En el artículo "Implicaciones médicas de gestar por sustitución", advierte Zarela Lizbeth Chinolla Arellano, profesora de pregrado de la especialidad en ginecología y obstétrica en la Facultad de Medicina, sobre los riesgos médicos a las que las gestantes se pueden enfrentar.

La medicación previa a la transferencia del embrión; la falta de una atención médica adecuada; los peligros que se podrían presentar durante el embarazo; los abortos espontáneos; así como la falta de información, asesoramiento y acompañamiento en los tratamientos. Se debe tomar en cuenta que hay casos en los que la mamá contratante puede donar el óvulo para el procedimiento, y otros en los que este tiene que ser donado por una tercera mujer.

La doctora recalca que las hormonas administradas previamente en las mujeres que gestarán pueden provocar algunos efectos durante el embarazo, porque es cuando estas "se disparan". Enfatiza que "en mujeres con antecedentes de trombosis, hipertensión u obesidad, no es conveniente aplicarles este tipo de tratamientos".

En el testimonio de Abigail Villegas se señala que las agencias no informan de los requerimientos médicos previos como un mes de anticonceptivos, tres meses de inyecciones y pastillas diarias, porque entonces no lo harían las gestantes.

Ante esto, Samantha Flores Rodríguez, coordinadora del Programa Institucional de Ética e Igualdad de Género de la Facultad de Medicina, expresa que "nadie puede o debe obligarte a pasar por procesos bioquímicos, físicos, exploratorios o auscultatorios sin tu consentimiento pleno y cierto de lo que implica; esto va en contra de todos los derechos de las mujeres, entre ellos el de acceso a la información, así como negarse o aceptar cualquier tratamiento. Lo conveniente sería explicarles todo el proceso".

Por otra parte, en el caso de Abigail Villegas que falleció el bebé por problemas congénitos, la ginecóloga Zarela Chinolla Arellano aclara que "en la fertilización in vitro los embriones son manipulados, lo que es posible que aumente el riesgo de que tengan algún defecto. Entonces pueden ser de mala calidad; este es el primer factor predisponente para perder un embarazo de este tipo".

También mencionó los indicios para saber que el feto ya no tiene vida como los cólicos, sangrados y la expulsión de este de manera automática; pero si no se presentaran, y transcurren cuatro semanas, existe un mayor peligro, ya que es el tiempo en el que puede aumentar el riesgo de tener hemorragias, infecciones o alteraciones en la coagulación, puntualiza la especialista en ginecología.

Afectación emocional
En texto de la investigación de la UNAM titulado "El impacto psicológico de tener un vientre de alquiler" se expone como la madre sustituta tiene que llenar requisitos de edad, 25 a 30 años, y condición física como tener mínimo un hijo para lo cual la someten a estudios clínicos y psicológicos. Posteriormente, se someten a medicamentos con hormonas y ácido fólico para estimular la matriz. Identificar los días de ovulación para hacer la transferencia del embrión.

También realizan una visita a domicilio para comprobar que viva en la dirección que proporcionó. La primera transferencia no se logró y meses después se somete otra vez a la medicación y sí queda embarazada.

Yolanda Bernal Álvarez, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, expone que en el embarazo normal hay una alteración hormonal. En la gestación por sustitución hay una administración extra de hormonas antes del proceso, lo que produce una serie de cambios neurológicos, biológicos, psicológicos y, por ende, emocionales.

Hay que escuchar a las mujeres
A los seis meses en una revisión, llegó con contracciones. Le practican la cesárea, pero el bebé fallece. El pago se había acordado en un total de 300 mil pesos (17.558,85 dólares); sin embargo, no pudo percibir la cantidad total acordada.

Se ve afectada por una fuerte depresión en la cual ya no lleva a sus hijos a la escuela, no les da de comer, al grado que el hijo mayor se hace cargo y llama a la abuela y la tía para pedir ayuda.

"Le hice muchísimo daño a mi hijo mayor porque cuando revisé su teléfono escuché algunos audios que decían: 'tía, mi mamá tiene cinco días encerrada, no nos abre la puerta. Yo he tenido que cocinarles a mis hermanos. No la dejen sola, ella está muy mal. Por favor, ya vengan'", relata al borde del llanto.

Después de que Eréndira perdió a la bebé, le quitaron el acompañamiento y la atención psicológica. "El contrato estipulaba que, si se llegaba a perder el producto, se cancelaba todo, ya no había más revisiones ni otras citas". La clínica no quería entregarle los 20 mil pesos (1.170,59 dólares) correspondientes al último mes que gestó, finalmente los pagaron, pero ya no hubo atención médica ni psicológica.

Eréndira buscó ayuda psicológica fuera de la clínica y además debe comprar medicinas para su padecimiento, que no puede adquirir por su elevado costo.
"Por lo que yo viví siento que te pones en riesgo como gestante, y ahora pienso con mayor claridad que soy mamá de tres hijos que todavía están pequeños. Si me hubiera pasado algo a mí, la clínica no se iba a hacer responsable de ellos ni de mí", reflexiona.

Amneris Chaparro Martínez, del CIEG UNAM, asegura que aparte de los factores económicos también hay razones afectivo-emocionales y altruistas por las que las mujeres deciden gestar.

Parte del debate sobre este tema se relaciona con ver el cuerpo de las mujeres que gestan como una forma de explotación.

La posición abolicionista argumenta que hay una explotación de los cuerpos de las mujeres a partir de un uso indiscriminado de su capacidad reproductiva; pero la contraparte, que es la posición regulacionista, dice que todas las formas de labor que involucren el uso del cuerpo para tener un ingreso son formas de explotación.

"Tenemos que pensar de qué manera hay una explotación. Cuando alguien elige de forma consciente, animada y con voluntad hacer esta práctica, ¿existe una autoexplotación o es mi ejercicio de autonomía el que la elimina?"

Por todo lo anterior y tomando en cuenta las vulneraciones médicas, psicológicas, económicas y legales que viven quienes son gestantes por sustitución, la especialista remarca que "no hay que polarizar esta discusión, es válido tener posturas al respecto, pero lo principal es seguir escuchando a las mujeres que están involucradas en esta práctica", finaliza.

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