La Habana, noviembre (SEMlac). Poco más de la mitad de la capital cubana y de su aledaña provincia Artemisa aún se mantenían sin servicio eléctrico al mediodía del sábado 9 de noviembre, tras el paso de otro huracán dos días antes, esta vez de gran intensidad, y de una nueva caída del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), el viernes previo.
El poderoso huracán Rafael atravesó el occidente del archipiélago con categoría tres, de cinco con que cuenta la escala Saffir-Simpson. Ingresó por la playa Majana, al sur de la provincia de Artemisa, a menos de 100 kilómetros al oeste de La Habana, y salió de nuevo al Golfo de México, dos horas y media después, por el norte de ese mismo territorio.
Apenas 15 días antes, el 20 de octubre, el huracán Oscar, de categoría uno, había afectado a la oriental provincia de Guantánamo durante 25 horas, en medio de otro apagón nacional, dejando ocho personas fallecidas y severas inundaciones.
Esta vez las provincias de Artemisa, La Habana, Mayabeque y Pinar del Río, junto al municipio especial Isla de la Juventud, reportaron los mayores daños, ocasionados por fuertes lluvias y vientos sostenidos, que en algunos lugares alcanzaron los 180 kilómetros por hora.
Para Alejandra Morejón, joven periodista de la revista Bohemia, fueron impactantes los testimonios de pobladores de Artemisa, obtenidos durante un recorrido realizado apenas 48 horas después de pasar el fenómeno meteorológico.
"Rosa, una vecina del municipio de Caimito, nos dijo que era el peor huracán que recordaba", narró Morejón a SEMlac.
"Sin dejar de arrastrar lejos de su casa los trozos del árbol de aguacate que tenía en su portal, la señora nos explicó que a ella los vientos le desbarataron el techo y por la loma cercana 'acabó con todo, parecía que el mundo se iba a acabar arriba de mi cabeza'", refirió la colega.
Durante el recorrido, que también llegó hasta el municipio de Guanajay y la ciudad de Artemisa, Morejón y su equipo se encontraron muchos cables, postes eléctricos y telefónicos en el suelo, techos arrasados y viviendas aún inundadas.
"En el municipio capital de ese territorio, del mismo nombre, Zoraida, maquillista del Telecentro provincial, nos contó que lloró mientras pasaban los peores vientos. Fue testigo del derrumbe del techo del nuevo estudio, que apenas unos meses antes se levantó como anexo del anterior centro televisivo", rememoró la periodista.
"El equipo de Zoraida, además, estuvo movilizado durante el huracán haciendo pases a la televisión nacional. Según esta trabajadora, lloró porque nunca había visto tanta destrucción, ni siquiera cuando el huracán Charlie de 2004, que pasó con mucha intensidad. Para ella, fueron momentos tristes, de mucho miedo", relató Morejón.
El ciclón no provocó pérdidas humanas, pero dejó daños materiales y económicos de gran envergadura.
En Artemisa, el territorio más afectado, se contabilizaban hasta el viernes 8 de noviembre alrededor de 4.933 casas afectadas, la mayoría con derrumbes parciales de sus estructuras y totales de techo, además de severas afectaciones a hospitales, policlínicos y escuelas, según datos aportados por Gladys Martínez Verdecia, presidenta del Consejo de Defensa de ese territorio, estructura que se activa en Cuba en tiempos de emergencias.
Además, se constataron daños en instalaciones productivas y espacios emblemáticos como el Estadio de Artemisa (de beisbol), según publicó el diario Granma.
En La Habana, Rafael causó al menos 461 derrumbes totales y parciales por cubiertas, caída de paredes o de escaleras y fueron evacuadas previamente unas 98.345 personas, dijo en conferencia de prensa el jueves 7 la gobernadora de la provincia, Yanet Hernández Pérez.
En la provincia Mayabeque, hasta el sábado se contabilizaban 660 viviendas con daños significativos, 63 de ellas con derrumbes totales y alrededor de 100 instituciones estatales afectadas.
Economía: los mayores perjuicios
En general, las infraestructuras más dañadas fueron líneas de transmisión eléctrica que enlazan La Habana y Artemisa con la provincia de Pinar del Río, en el extremo oeste del país, las radio base transmisoras de las señales de radiodifusión y telefonía celular.
El sábado ya se había reconectado el SEN, pero solo hasta La Habana, y se trabajaba en llevar corriente a Pinar del Río por las líneas de 110.000 volts, porque las de 120.000, aunque brindan más seguridad, demorarán más en restablecerse por causa de la caída de más de cinco torres transmisoras.
"Entre Mariel y Pinar, en un doble circuito de 220.000 volts, cayeron varias torres, y esa afectación puede permanecer alrededor de 15 días", precisó el periódico Guerrillero, de Pinar del Río.
En la agricultura, cultivos como el plátano, la yuca, el frijol, las hortalizas y el arroz fueron muy impactados y se perdió gran parte del tabaco sembrado, aunque se logró proteger los semilleros.
Por otra parte, la Zona Especial de Desarrollo Mariel, uno de los parques industriales más importantes del país, ubicado prácticamente en medio de la trayectoria de Rafael, reportó daños considerables.
Las principales afectaciones se registran en la Terminal de Contenedores, en cubiertas, paredes y fachadas de instalaciones, así como en el parque solar fotovoltaico de Guajaibón y la fábrica de detergentes Suchel TBV, ambos del grupo vietnamita Thai Binh. La fábrica de cigarrillos Brascuba también sufrió daños muy severos, según Granma.
Al cierre de esta información, comenzaban a llegar noticias de acciones solidarias por parte de instituciones, grupos de personas, organizaciones de la sociedad civil, dentro y fuera de Cuba.
Rusia, por ejemplo, otorgó un crédito por 60 millones de dólares para la compra de combustibles y entregó un donativo de otros dos millones de dólares para la adquisición de piezas y componentes necesarios para la recuperación del SEN, según trascendió en una reunión de la Comisión Intergubernamental Rusia-Cuba divulgada por Cubadebate.