Develan placa con nombres de 26 defensoras en Parque Fundidora

Ciudad de México. El Instituto Estatal de las Mujeres de Nuevo León, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el Consejo para la Cultura y las Artes estatal y la Fundación México Monterrey 2010, homenajearon a 26 mujeres que a lo largo de su vida trabajaron por la defensa de los Derechos Humanos de las mexicanas.

En un acto organizado este 3 de noviembre en el parque Fundidora, en la ciudad de Monterrey, la presidenta del Instituto Estatal de las Mujeres, Martha Cecilia Reyes; la presidenta de la Fundación, Liliana Melo de Sada; y el presidente del Consejo estatal para la Cultura y las Artes, Ricardo Marcos González, develaron una placa con los 26 nombres de las defensoras.

Entre las homenajeadas está la periodista feminista Dolores Cordero Vázquez, quien fue editora de “La Doble Jornada”, suplemento del diario “La Jornada” donde se dedicó a construir un periodismo que tomara en cuenta la condición social de las mujeres. Más tarde, en 1988, con otras periodistas fundó Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC). Ella murió en septiembre de 2019.

Otra de las mujeres reconocidas, la única que recibió el homenaje en vida, fue María Elena Chapa Hernández, política de larga trayectoria y quien ha sido diputada local, legisladora federal, senadora, presidenta del Instituto Estatal de las Mujeres, presidenta del International Women´s Forum, capítulo México, entre otras actividades políticas y académicas.

La priista ha sido galardona por su trabajo político y ha recibido reconocimientos de parte de su partido, de institutos electorales y agrupaciones feministas. En esta ocasión, debido a la pandemia de COVID-19, no estuvo presente y envió un mensaje virtual en el que aseguró que resiste y persiste en favor de los derechos de las ciudadanas.

Junto al nombre de las defensoras quedaron inscritos los de Adriana Luna Parra, Alberta Cariño Trujillo, Amalia González Caballero de Castillo Ledón, Antonia Georgina Alemania Jiménez Traba, comandante Ramona, Digna Ochoa Plácido, Dolores Correa y Zapata, Elvia Carrillo Puerto, Esther Chávez Cano, Hermila Galindo Acosta, Laureana Wright de Kleinhan, Magaly Chávez y Maria Esther Talamantes Perales.

También el de María Guadalupe Camnur Tapia, María Guadalupe Hernández Flores, María Lavalle Urbina, María Luisa Ortiz Arenas y Martha Aurora Jiménez de Palacios, Matilde Rodríguez Campos, Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, Nadia Dominicque Vera Pérez, Norma Corona, Norma Villarreal de Zambrano y Sandra Arenal Huerta.

En una ceremonia al aire libre, con música y coro, la presidenta de la Fundación México Monterrey 2010, AC, que administra el Paseo de la Mujer Mexicana, Liliana Melo de Sada, expuso que las homenajeadas se dedicaron a la defensa de los derechos de las niñez, de mujeres indígenas, de personas en situación vulnerable; a la defensa del voto, la educación, el agua o una vejez digna, entre otras causas.

Se trata, dijo, de mujeres valientes, que rompieron esquemas, trabajaron movidas por sus convicciones y cuya obra y trabajo se realizó principalmente en México, pero además aseguró que la trayectoria de cada una de ellas es un modelo a seguir para las nuevas generaciones.

De acuerdo con Liliana Melo, la intención de inscribir estos nombres en el Paseo de la Mujer Mexicana es que la historia de mujeres destacadas sea fuente de inspiración y que sus trayectorias ayuden a promover y fomentar el respeto entre las personas y la dignificación del trabajo de las mujeres.

Por su parte, la expresidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Sofia Velazco, aseguró que no se pueden silenciar las voces de quienes contribuyen al desarrollo y trabajan para acabar con la desigualdad de género, los estereotipos o la violencia. Sin embargo, dijo que la historia ha sido narrada por los hombres, quienes se han negado a reconocer a las mujeres.

Por esa razón, agregó, es necesario poner nombre y rostro a las mujeres que han luchado por la defensa de los Derechos Humanos y reconocer su aporte y la defensa que realizan a pesar de ser víctimas de amenazas, estigmas, burlas y marginación, por el simple hecho de defender los derechos de otras personas y por ser mujeres, una situación que pone en riesgo su vida.