La comunicación es esencial para desmantelar la desigualdad

09 de Diciembre de 2024
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La comunicación es esencial para desmantelar la desigualdad. Foto: Ilustrativa/ SEMlac Cuba.
La comunicación es esencial para desmantelar la desigualdad. Foto: Ilustrativa/ SEMlac Cuba.

La Habana, diciembre (SEMlac).- Escaso análisis y contextualización, coberturas coyunturales en fechas específicas, una mirada muy homogénea de la realidad y pocas historias humanas son características comunes en el abordaje de las violencias machistas, el embarazo adolescente y otras problemáticas sociales en Cuba, coincidieron en La Habana especialistas de la comunicación y el periodismo.

El XI Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Información y la Comunicación (Icom 2024), realizado en el capitalino Palacio de las Convenciones entre el 3 y el 6 de diciembre, estuvo dedicado a analizar los nexos entre la información, la comunicación, la tecnología y la cultura para el desarrollo sostenible y puso la mirada, también, en la articulación entre género y periodismo.

Para la periodista y docente Adalys Ray, presidenta de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Las Tunas, a poco más de 600 kilómetros al este de la capital, una de las principales carencias en este camino es la falta de especialización en las redacciones periodísticas del país, "notable sobre todo en temas técnicamente complejos como los demográficos, por ejemplo", valoró con SEMlac.

Esa realidad, a juicio de la también periodista Ania Terrero, profesora de la Facultad de Comunicación (Fcom), de la Universidad de La Habana, pasa por la necesidad de formación en las teorías de género, "pues se trata de conocimientos que ayudan a identificar brechas, desigualdades, no solo en relación con la violencia, sino en el acceso a empleo, recursos, salud; en fin, en el análisis de la cotidianidad", valoró.

En un contexto marcado "por el auge de los mensajes de ultraderecha, el avance de las redes sociales y el desarrollo acelerado de la inteligencia artificial, hay desafíos específicos para quienes comunicamos, especialmente en temas de género, equidad, derechos humanos y diversidad", coincidió la periodista argentina Silvina Molina, una de las invitadas especiales al encuentro.

Molina, feminista y activa promotora de la capacitación en género y comunicación, participó del panel "De la decolonialidad en la información a la comunicación inclusiva". Hasta hace unos meses se desempeñaba como editora de género de la agencia de noticias Télam, de su país, cerrada por el actual mandatario Javier Milei.

"Ningún derecho está asegurado si no se ejerce. En este contexto, la comunicación inclusiva y con perspectiva de género se convierte en un pilar para sostener y potenciar derechos, afrontando el desafío de comunicar en redes sociales, sumado al auge de la inteligencia artificial; es también una herramienta crucial en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030", insistió.

Violencia y fecundidad adolescente: dos ejemplos de un problema mayor
Para Ray y Terrero, quienes presentaron estudios vinculados al observatorio temático del Instituto Internacional de Periodismo José Martí (Iipjm), la poca sistematicidad y hondura que caracteriza las coberturas mediáticas de la fecundidad adolescente y las violencias machistas, conspira contra el deber de la prensa de problematizar la realidad.

El observatorio del Iipjm es una iniciativa que busca a cercarse a cómo la prensa aborda determinados asuntos, en momentos específicos, a partir de la conformación de equipos de trabajo. Los dos resultados presentados tuvieron apoyo de Oxfam en Cuba, el Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Embajada de Francia en La Habana.

Ray detalló un análisis de los trabajos sobre embarazo adolescente, en seis periódicos del centro oriente del país, entre 2018 y 2023: Adelante (Camagüey), 26 (Las Tunas), ¡Ahora! (Holguín), La Demajagua (Granma), Sierra Maestra (Santiago de Cuba) y Venceremos (Guantánamo).

"El problema es insuficientemente tratado en esos medios, a pesar de que en esos territorios se concentran los mayores indicadores de fecundidad adolescente en el país", precisó Ray.

La periodista destacó, entre las mayores brechas, la falta de seguimiento y la poca investigación, una excesiva generalización que invisibiliza las realidades territoriales e individuales, y nula alusión a los padres, sean adolescentes o no, lo que refuerza el estereotipo de que parir es un asunto "de mujeres".

"Una deuda esencial es que todavía el embarazo adolescente no se visualiza como un problema social y la mayor parte de los materiales y medios estudiados ofrecen una visión únicamente salubrista del asunto", agregó la colega tunera.

"Los medios estudiados tampoco profundizan en las causas y consecuencias del fenómeno para la sociedad en su conjunto, con implicaciones como el abandono escolar, la ocurrencia de diferentes tipos de violencia, efectos para la salud de la madre y el niño, incidencia de familias en situación de vulnerabilidad y otros efectos a largo plazo para infantes criados por una adolescente y, en muchos casos por las familias y, muy particularmente, por las abuelas", insistió.

Terrero, quien analizó algunos de los resultados del estudio "Violencia de género en la prensa cubana: avances y desafíos", realizado en 2022 en medios de todo el país y actualizado con evaluaciones más recientes realizadas desde el Iipjm y Fcom, coincidió con Ray en que las rutinas productivas en los medios y las relaciones con las fuentes de información son también "condiciones que median en la calidad y profundidad de los productos comunicativos analizados".

"Aunque la violencia de género ya está en los medios, sin dudas un avance respecto a hace 10 años, sigue habiendo muy poca sistematicidad en la manera en que se aborda y en cómo nos acercamos a ella", dijo Terrero a SEMlac.

"Falta conocer elementos teóricos sobre género y violencia de género; identificar las relaciones de poder y la cultura patriarcal que están en el origen del problema, llamarlo por su nombre, incluido el femicidio, y evitar la revictimización de las mujeres víctimas", apuntó.

Ambas periodistas consideraron esencial incorporar enfoques interseccionales en el análisis pues tanto el embarazo adolescente como las violencias machistas se manifiestan diferente en relación con la edad específica, el color de la piel o la zona geográfica, por solo citar algunos condicionantes.

En ese sentido, la profesora brasileña Andrea Medrado, directora de Investigaciones en Comunicación de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, recomendó apreciar, desde la comunicación, "a los seres humanos (y no humanos) en toda su riqueza de perspectivas históricas y sensibilidades culturales".

Es necesario un "profundo respeto por la pluralidad de concepciones sin jerarquías. Todas las historias e imágenes son igualmente dignas de ser vistas, escuchadas y apreciadas", aseveró la también vicepresidenta de la Asociación Internacional de Investigación en Medios de Comunicación y Comunicación.

"Los saberes y experiencias plurales deben conectarse y vincularse para producir secuencias integradas, para cobrar movimiento y vida", agregó Medrado, quien compartió panel con Silvina Molina.

Para la argentina, en tanto, "sostener las buenas prácticas comunicacionales cuando reportamos sobre migración, personas afrodescendientes, en situación de discapacidad, adultos mayores; niñez y adolescencia, comunidad LGBTIQ+, medio ambiente… es decir, cuando mostramos las distintas realidades y contextos, nos enriquece como sociedad. Es el desafío de estos tiempos", valoró.

"La comunicación no es solo un acto de informar; se convierte en una herramienta poderosa para construir o desmantelar discursos de odio, para visibilizar o estigmatizar a grupos vulnerables y para avanzar o retroceder en la lucha por los derechos humanos", sentenció.

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