Río de Janeiro, 22 Jul. (Notimex).- Como los leones heridos después del combate, a los ciudadanos y futbolistas brasileños no les queda sino lamerse las heridas para retomar los desafíos que se plantean a corto, mediano y largo plazo.
Los sudamericanos deben pensar en la eliminatoria de 2015 y buscar el pase para el próximo torneo mundialista en Rusia dentro de cuatro años.
Quizá para evadir la realidad y esquivar el recuerdo que han dejado como saldo los resultados de la Copa del Mundo 2014 que tantas ilusiones acumuló, algunos optimistas aficionados creen, que el equipo será mejor.
Por lo pronto, algunos minimizan las dolorosas derrotas de su escuadra nacional ante Holanda (3-0) y Alemania (7-1), al pensar que en Brasil, se inventó el “futelama”, es decir, el juego en los terrenos inundados y pantanosos de las regiones amazónicas.
También podrían tener como método escapista el futbol de playa, que empezó a practicarse en 1920, después de que el Club de Regatas do Flamengo lo empezara a ejercitar en la Praia do Russell cercano a su barrio.
Para otros decepcionados, el “footbull” puede ser una práctica para ahogar las penas, que incluya un toro en el terreno de juego y, si les gustan los coches de carreras, pueden practicar el “autoball”, mezcla de balompié y automovilismo.
Esa desigualdad persiste, en una época en que, por supuesto, los mejores jugadores del Campeonato Nacional, ganan el mínimo, obligados a emigrar a Europa como David Luiz, “Hulk” Viera y Diego Costa.
En el gigantesco Brasil hay de todo y para todos los que deseen olvidar las lágrimas que dejó la vigésima Copa del Mundo, como los practicantes del malabarismo de balón, como Milena Reis, que exhibió sus gracias en cocteles, bodas y fiestas de quinceañeras.
Sin embargo, las rarezas futbolísticas no se limitarían a las zonas urbanas, sino que llegan a Manaos, delirante ciudad selvática situada a la orilla del río Amazonas.
Para distraerse, en esa gigantesca provincia hay megacampeonatos de dominio de balón con la cabeza, en los que compiten grupos que presentan a una bella señorita o “Miss” con la camiseta del cuadro concursante, es decir, mezcla de futbol y pasarela.
Las variantes reseñadas podrían aplicar como distractor contra la depresión posmundialista, o si no, la cachaça, el gustado aguardiente de caña al que los brasileños recurren para quitarse de encima los fantasmas de una realidad futbolística que de verdad asusta.
“¡Paren de sufrir!”, consejo posmundialista para los brasileños
22
de Julio
de
2014
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