Fue el 22 de mayo de 1998 cuando Mariana, con apenas 18 años, subió de manera profesional a un ring en Guadalajara, Jalisco, para vencer a Virginia Esparza, sin imaginar que 20 años después sería un referente para el boxeo de “guantes rosas”.
En entrevista con Notimex, la “Barby” hizo un recorrido por su trayectoria, en la que ha disfrutado de los triunfos y aprendido de los tropiezos, en espera todavía de hacer más historia y convertirse en la primera pugilista mexicana en ganar títulos en cuatro categorías diferentes.
“Fuimos rompiendo tabúes de que la mujer no podía boxear, de que no lo podíamos hacer bien y no íbamos a aguantar. Iniciamos cuando pensaban que las mujeres no iban a poder estelarizar y ya lo hicimos, seguimos trabajando y demostrando que el boxeo también es para mujeres”, dijo.
Con apenas ocho meses de preparación y luego de cuatro peleas en el terreno amateur, Mariana confesó que le hubiera gustado debutar como algunas pugilistas en la actualidad, con más de 100 batallas fuera del profesional, pero así fue su carrera y tuvo que aprender en el camino, a golpes.
“No lo disfruté como hubiera querido (su camino al profesional), se me debutó y he aprendido con el paso del tiempo, ahora escucho que hay niñas con 80 o 100 peleas amateur, yo solo tuve cuatro, ahorita tengo 62 (como profesional), demostramos mucho más que algunas que hicieron tantas (amateur), ahora sí que aprendimos a golpes”.
Un nocaut en el segundo round sobre Virginia Esparza fue su primer triunfo profesional, un momento imborrable en su mente y que fue el paso inicial hasta consagrarse campeona supermosca de la Federación Internacional de Boxeo Femenil, así como mosca y gallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Mariana, una de las pugilistas con más peleas en la actualidad y tricampeona mundial, dijo que antes no se creía un referente del pugilismo femenil, pero con sus actuaciones ha demostrado su calidad y que aún hay Mariana para rato.
“No me creía (referente), muchas veces uno no se ha dado cuenta de lo que ha hecho, me emociona a mí el boxeo en México y en el mundo (femenil); para mí fue increíble ser nombrada la mejor del año (en 2017), se ha trabajado mucho y seguimos dando resultados”.
Desde la emoción por noquear en el segundo round en su debut profesional, su carrera ha pasado por momentos agradables, situaciones polémicas y también tropiezos, pero se ha levantado de la adversidad.
“Esos tropiezos me han enseñado y he aprendido de ellos, soy una boxeadora más sólida, siempre he caminado inspirada en el boxeo de Muhammad Ali y en lo que él era como ser humano, un campeón no es el que nunca se cae, sino el que se levanta ante las adversidades, sabe responder y volver a colocarse entre los mejores”.
Sin menospreciar sus triunfos y conquistas, recuerda con especial estima el 11 de marzo de 2011 como uno de los mejores momentos de su carrera, cuando despojó a la italiana Simona Galassi, entonces invicta, del cetro mosca CMB, “para mí fue increíble, de los mejores momentos”.
También tuvo tragos amargos, uno en particular cuando perdió en la Ciudad de México con Ava Knight, sobre todo por problemas de dinero con su promotor, “fue algo frustrante, no podía hacer nada, no estaba enterada, fue de los momentos más difíciles porque llevas todo en contra”.
Pero se sobrepuso y mantuvo el camino en una carrera exitosa. El 1 de abril pasado se agenció el cetro gallo CMB tras imponerse a la africana Catherine Phiri en el Zócalo de la Ciudad de México en una velada histórica, y consciente de que el retiro está cerca, no deja de soñar.
“Sé que me tengo que retirar y algún día voy a dejar el boxeo, no quiero que el boxeo me deje a mí, quiero el título supergallo -que sería el cuarto en diferente división- y entonces ya checaré cuántas defensas haré y poderme retirar bien”, concluyó.