Hamilton llega triunfal al santuario de Ferrari, con la 'Scuderia' en crisis

03 de Septiembre de 2020
Guardar
lewis-hamilton-efe
lewis-hamilton-efe
Madrid, 3 sep (EFE).- El inglés Lewis Hamilton (Mercedes), séxtuple campeón del mundo, que el pasado domingo reforzó su liderato en el Mundial de Fórmula Uno al ganar en Bélgica, entrará triunfal en Monza, el santuario de Ferrari; sede, este fin de semana, del Gran Premio de Italia, el octavo del certamen. En plena crisis de la escudería más laureada de la historia.

Hamilton, que este año aspira a igualar los siete títulos que hasta la fecha sólo capturó el alemán Michael Schumacher, logró el pasado fin de semana su quinto triunfo del año, el octogésimo noveno en la F1, que lo sitúa a sólo dos del otro gran récord histórico del 'Kaiser'. Ganó por cuarta vez en Spa-Francorchamps; donde, aparte del enorme dominio del inglés y de su Mercedes, se evidenció el descalabro de la 'Scuderia', que salió de Las Árdenas sin puntos, después de que el alemán Sebastian Vettel acabase decimotercero, un puesto por delante de su compañero monegasco Charles Leclerc.

Ese nefasto resultado no llegó por circunstancias de carrera. Se produjo porque el coche "no da más de sí", según explicó tras la prueba Vettel -cuádruple campeón mundial (2010-13, con Red Bull)-; con un motor sin potencia y tras completar un fin de semana de pesadilla para un equipo sin el cuál no tendría sentido la F1.

Su jefe de equipo, el italiano de origen suizo Mattia Binotto, prefiere no hablar de crisis.

Pero, sin previsión de inmediata mejora -Monza es una pista de menor carga aerodinámica aún que Spa-, a Ferrari no le vendrá nada mal que, a causa de la pandemia, la prueba se dispute a puerta 'casi' cerrada, por primera vez este año (entrarán 250 médicos y sanitarios, que recibirán de esta forma un merecido homenaje por su labor durante los momentos más difíciles de la pandemia).

Otro ridículo como el de Bélgica -donde el finés Kimi Raikkonen, último campeón de la Scuderia (2007), superó a los dos coches rojos con su Alfa Romeo- sería difícil de asumir por una afición pasional que suele abarrotar la pista del Parque Real de Monza.

Un día después de elevar a 93 su propio récord histórico de 'poles', Hamilton lideró la carrera de principio a fin y ganó por delante de su compañero Valtteri Bottas -confirmando el séptimo año seguido de férreo dominio de Mercedes- y del holandés Max Verstappen (Red Bull), el único que les puede aguantar algo el tirón a las 'flechas plateadas'. De negro este año, en contra del racismo.

Hamilton -que lidera con 157 puntos, 47 más que Verstappen y 50 sobre Bottas- no se anotó el séptimo 'Grand Slam' de su carrera porque en el último giro de la prueba le arrebató la vuelta rápida el australiano Daniel Ricciardo (Renault).

El piloto 'aussie' fue cuarto en una carrera en la que su compañero francés Esteban Ocon -que lo será el año que viene del español Fernando Alonso, en su retorno a la categoría reina con la escudería con la que festejó sus dos Mundiales- acabó quinto.

Y si todo apunta a que Ferrari -quinta ahora en el Mundial de constructores- sufrirá aún más en su propia casa, a Renault le pasa lo contrario: a menor carga aerodinámica, mejor les irá, sobre el papel, en el templo de la velocidad lombardo. La moral crece en el equipo al que volverá el doble campeón mundial asturiano hasta el punto de que su jefe de equipo, el francés Cyril Abiteboul, cruzó apuesta con Ricciardo: se hará un tatuaje si el simpático piloto de Perth sube al podio este año.

En Monza espera mejor suerte el español Carlos Sainz (McLaren), que, para colmo de desgracias, ni siquiera pudo tomar la salida en Spa-Francorchamps, a causa de un problema en los escapes que resultó ser una avería de motor.

El talentoso piloto madrileño, que el martes cumplió 26 años -y es undécimo ahora, con 23 puntos, en el Mundial-, sólo ha tenido, de siete, dos carreras "limpias": tres veces falló su equipo en parada en boxes -en las segundas carreras de Austria y Silverstone (Gran Bretaña); y en Hungría-; y en la primera prueba inglesa sufrió un reventón cuando era cuarto. Lo de Bélgica le puso la guinda negativa a una mala racha que el español espera llegue a su fin en Monza.

Como consuelo menor, el séptimo del inglés Lando Norris en Spa confirmó a su escudería como tercera en el Mundial de constructores, que domina claramente una vez más Mercedes, por delante de Red Bull. A cuyo 'segundo' piloto, el tailandés Alex Albon, cedió el cuarto puesto del mundial Leclerc. Vencedor el año pasado en Monza, donde la 'Scuderia' no ganaba desde que lo hiciese en 2010 el genio astur.

Este viernes arrancarán los entrenamientos libres en el legendario circuito de las afueras de Milán, de 5.793 metros y con 11 curvas. Al que el domingo está previsto dar 53 vueltas, para completar un recorrido de 306,7 kilómetros. Después de que el sábado se completen los ensayos, horas antes de la sesión de calificación, que ordenará la parrilla de salida.

En seco, en el Gran Premio de Italia -en el calendario de la F1 desde su creación, en 1950, y siempre en Monza, salvo en una ocasión (en 1980 se corrió en Imola)- se rodará con los mismos neumáticos que en Bélgica: de compuestos C2 (duro, reconocible por la raya blanca), C3 (medio, raya amarilla) y C4 (blando, roja).

En Monza, donde fue segundo en 2012, con un Sauber, también espera un mejor resultado el mexicano Sergio Pérez (Racing Point), que después de perderse las dos carreras de Silverstone, a causa de sus positivos en covid-19, había firmado su mejor puesto del año, un quinto, en el Gran Premio de España.

En Spa, el bravo piloto tapatío - sólo pudo ser décimo. El equipo erró la estrategia, al retrasar su entrada en boxes, cuando rodaba con el neumático blando que la mayoría aprovechó.

Archivado en