Gijón, 29 Nov (Notimex).- El cineasta belga Geoffrey Enthoven presentó hoy su película “Halfway”, una comedia de sentimientos, fuera de competición en la 52 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, que concluye esta noche.
En el último día del certamen cinematográfico, el cineasta habló de su película, en la que pretende dar el mensaje de que nunca es demasiado tarde para recuperar la ilusión de vivir.
Además, incluso después de la muerte, se puede dejar algún mensaje positivos a los seres queridos, dijo.
En el filme, “Stef” es un joven diseñador que acaba de divorciarse, mudándose a un lujoso caserón, dotado de todas las comodidades modernas, donde piensa instalar también su nuevo estudio, pero hay un pequeño problema: la casa ya tiene un habitante. Su anterior dueño, “Theo”, se niega a abandonarla.
Esto no sería demasiado preocupante si no fuera por su peculiar naturaleza. “Theo” es un fantasma. Sin embargo, “Stef” está decidido a no ceder ante nada, ni siquiera ante las amenazas de un espectro suicida, por otro lado de aspecto poco amenazador.
Pero las apariencias engañan. Pronto empieza un duelo de voluntades entre ambos que amenaza con arruinar la carrera profesional, las relaciones sentimentales y la propia cordura de “Stef”.
Sin embargo, la casualidad pone en manos del diseñador la posibilidad de vencer a su oponente sobrenatural, cuando la joven hija de “Theo” aparece en escena.
Enthoven declinó entrar al debate sobre si existen o no los fantasmas y puntualizó que en su película quiso resaltar ese momento en que los personajes entran en crisis, sienten que algo se ha acabado.
También resaltó la importancia de contar historias con dificultades de la vida, con sentimientos humanos, desde el humor.
“Si somos capaces de reírnos, estaremos superando cualquier crisis, estaremos viendo las cosas con una nueva perspectiva”.
Agregó que buscó utilizar elementos de películas de terror como el fantasma, que las luces se apaguen, que suene música de repente o se rompan vidrios, pero que puedan hacerte reir.
En el último día del certamen cinematográfico, el cineasta habló de su película, en la que pretende dar el mensaje de que nunca es demasiado tarde para recuperar la ilusión de vivir.
Además, incluso después de la muerte, se puede dejar algún mensaje positivos a los seres queridos, dijo.
En el filme, “Stef” es un joven diseñador que acaba de divorciarse, mudándose a un lujoso caserón, dotado de todas las comodidades modernas, donde piensa instalar también su nuevo estudio, pero hay un pequeño problema: la casa ya tiene un habitante. Su anterior dueño, “Theo”, se niega a abandonarla.
Esto no sería demasiado preocupante si no fuera por su peculiar naturaleza. “Theo” es un fantasma. Sin embargo, “Stef” está decidido a no ceder ante nada, ni siquiera ante las amenazas de un espectro suicida, por otro lado de aspecto poco amenazador.
Pero las apariencias engañan. Pronto empieza un duelo de voluntades entre ambos que amenaza con arruinar la carrera profesional, las relaciones sentimentales y la propia cordura de “Stef”.
Sin embargo, la casualidad pone en manos del diseñador la posibilidad de vencer a su oponente sobrenatural, cuando la joven hija de “Theo” aparece en escena.
Enthoven declinó entrar al debate sobre si existen o no los fantasmas y puntualizó que en su película quiso resaltar ese momento en que los personajes entran en crisis, sienten que algo se ha acabado.
También resaltó la importancia de contar historias con dificultades de la vida, con sentimientos humanos, desde el humor.
“Si somos capaces de reírnos, estaremos superando cualquier crisis, estaremos viendo las cosas con una nueva perspectiva”.
Agregó que buscó utilizar elementos de películas de terror como el fantasma, que las luces se apaguen, que suene música de repente o se rompan vidrios, pero que puedan hacerte reir.