La misión comercial estadounidense Peregrine, que tenía como objetivo llevar instrumentos de la NASA y de otros países a la Luna, se enfrenta a una situación crítica. Tras un despegue exitoso desde Florida, la compañía Astrobotic informó que la nave espacial ha sufrido una "anomalía" que la ha dejado sin energía suficiente para completar su trayecto a la Luna.
La anomalía ha impedido que los paneles solares se orienten correctamente hacia el Sol, lo que ha provocado que la batería de la nave alcance niveles operativos mínimos y la comunicación se haya perdido como estaba previsto.
La empresa realizó una maniobra de emergencia para reorientar los paneles solares antes de entrar en un periodo de interrupción de la comunicación. Sin embargo, la misión no podrá continuar a menos que se logre recargar las baterías y mantener un suministro de energía estable.
El lanzamiento se llevó a cabo a bordo del nuevo cohete Vulcan Centaur de United Launch Alliance (ULA) desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral.
A pesar del éxito inicial, incluida la activación de los sistemas de propulsión y la separación del cohete, la orientación inestable hacia el Sol ha puesto en peligro la misión.
ULA ha destacado que, a pesar de los problemas con el módulo de aterrizaje, el vuelo inaugural del cohete Vulcan representa un paso adelante en el objetivo de llevar humanos de nuevo a la Luna.
Astrobotic, por su parte, sigue trabajando en el problema y promete actualizaciones futuras. La misión también llevaba cargas útiles simbólicas, como las muestras de ADN de tres expresidentes y cenizas de actores de Star Trek.