El procedimiento que logró Luis Alberto Carrillo Reid se dio mediante la optogenética, técnica usada para “encender” y “apagar” grupos neuronales a partir del uso de la luz.
Así como, la técnica de microscopía de doble fotón que permite la visualización y manejo de los tejidos vivos hasta un milímetro de profundidad, de esta forma activa grupos específicos de neuronas.
En entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Carrillo Reid dijo que el objetivo principal de esta tecnología es cambiar los patrones de actividad en grupos neuronales muy específicos.
El científico mexicano empleó dicha tecnología durante cuatro años en la Universidad de Columbia en Nueva York, que tiene pensado implementar en México a través del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Ha sido demostrado previamente que en enfermedades como Parkinson, esquizofrenia o epilepsia, la actividad de ciertos grupos neuronales está alterada, es decir, tienen actividad patológica o patrones que no deberían tener”, explicó.
Para reactivar las neuronas, el investigador usa opsinas, proteínas que se estimulan por medio de luz, la cual proviene en este caso del láser posicionado sólo en las neuronas que se busquen activar.
Mediante dichas técnicas, el especialista pretende manipular de forma óptica los circuitos neuronales, cambiar sus patrones de actividad, en el caso de que sean patológicos para revertir los efectos de las enfermedades neurodegenerativas.
“La etapa en que se encuentra el trabajo en Columbia está muy avanzada, tengo varios artículos allá usando estas técnicas, estoy en la fase de escribir proyectos al Conacyt para solicitar apoyo y empezar a establecer esta tecnología en América Latina”, subrayó.
Carrillo Reid destacó que todas las técnicas fueron hechas en el laboratorio de la Universidad de Columbia en Nueva York, donde demostró que por medio de la estimulación puntual y selectiva de un grupo de neuronas, corticales, se podía generar un tipo de memoria artificial.
Sin embargo, como el trabajo se está en desarrollo, las tecnologías usadas no han sido aprobadas para uso humano.
“Todos los protocolos para manipular genéticamente neuronas en humanos todavía están por aprobarse, yo creo que aún estamos a unos cinco o 10 años de que permitan hacer realidad estas pruebas”, puntualizó.
El neurobiólogo espera que en los próximos años, la comunidad neurocientífica nacional se sume a la iniciativa mundial de entender el funcionamiento cerebral.