Ese fenómeno (situación del sol en el punto más alto de su elevación sobre el horizonte) se podrá observar a plenitud en por lo menos cinco ciudades precolombinas, pues para los mayas el paso de la estrella por el cenit marcaba el inicio de la temporada de siembra.
En entrevista, explicó que durante estos tres días desaparecerán las sombras en vestigios verticales y la luz entrará a plomo en observatorios o sitios especialmente construidos para medir el tránsito por la bóveda celeste.
Aclaró que en esta ocasión, el 21 de junio será el día más largo del año, con una duración de casi 14 horas, es decir será el momento en que el sol se ubique en su punto de mayor verticalidad.
Mencionó que este suceso, la entrada del sol en el cenit, iniciará exactamente el próximo 23 de mayo a las 13:14 horas, cuando el astro quede justamente sobre nuestra cabeza, acontecimiento que ocurre dos veces al año.
Detalló que ese mismo día, el fenómeno de la luz completamente vertical se registrará en los edificios de la zona arqueológica de Uxmal, mientras que el viernes 24 sucederá en Chichén Itzá y el sábado 25, en Aké, Dzibilchaltún, Acanceh y Mayapán, entre otras.
“En esos días, el sol estará justo sobre nuestras cabezas, por lo que las personas no proyectarán sombra durante varios minutos. Lo mismo ocurrirá con los edificios verticales y por ende también habrá una mayor radiación solar en la región”, precisó el especialista.
Salazar Gamboa explicó que al menos para la Península de Yucatán, el paso del sol por el cenit ocurre dos veces en el año, y en Mérida ocurrirá precisamente el 25 de mayo y el próximo 19 de julio.
“Del 25 de mayo al 21 de junio hay 28 días, y de esa fecha al 19 de julio, la cifra es similar, y durante ese lapso es cuando el sol entra y sale completamente del cenit”, subrayó.
Comentó que en Acanceh se descubrió en el 2001 un observatorio que se pensó era un pozo, pero se descubrió que fue construido intencionalmente para registrar el paso del Sol en el cenit, el sitio donde se encontró data del período Clásico.
“Eso demuestra que para los mayas era vital conocer el fenómeno cenital previo al solsticio de verano, pues indicaba el inicio de la temporada de lluvias por lo que debían empezar a preparar sus cosechas”, comentó el también académico del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM).