Un equipo de científicos estadunidenses identificó nuevas variables de forma ósea en el antepié a través de antropoides existentes y homininos extintos que están vinculados funcionalmente a la aparición de la marcha bípeda, que fue un paso crítico en la historia evolutiva que condujo a los orígenes de la humanidad.
Cuando nuestros primeros antepasados comenzaron a caminar sobre dos patas, también habrían continuado colgándose de los árboles y utilizado sus extremidades traseras para agarrar ramas, pero en el proceso el dedo gordo se volvió más rígido, dicen los investigadores.
Explican que el pie primate funciona como un órgano de agarre y, como tal, sus huesos, tejidos blandos y articulaciones evolucionaron para maximizar el poder y la estabilidad en una variedad de configuraciones de agarre, en tanto que los humanos son la excepción obvia a este patrón.
Los pies humanos evolucionaron para soportar las demandas biomecánicas únicas de la locomoción bípeda y asumieron una importancia funcional clave para el bipedismo como la morfología de las articulaciones en el antepié, conocidas como articulaciones metatarsofalángicas.
En su estudio, los investigadores hicieron escaneos en 3D de las articulaciones de los huesos del dedo del pie de parientes humanos vivos y fósiles, incluidos primates como simios y monos, y luego los compararon con los humanos modernos.
Posteriormente, ellos superpusieron esta información en un árbol evolutivo, revelando el tiempo y la secuencia de eventos que produjeron el antepié humano.
Los resultados, publicados en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), indican un patrón consistente y generalizable en la evolución del pedal de homínido que se extiende desde el Ardipithecus hasta el Homo temprano.
El principal hallazgo es que la forma actual de los huesos en el dedo gordo (o “hallux” en lenguaje anatómico) debe haber evolucionado bastante tarde en comparación con el resto de las estructuras óseas que investigaron los científicos.
“Nuestra capacidad de caminar y correr sobre dos pies, es una capacidad crucial que permitió a los humanos convertirse en lo que hoy son. (Pero) para que todo esto funcione en conjunto, los huesos del pie tuvieron que evolucionar para adaptarse a las demandas biomecánicas únicas”, afirman los científicos.
El dedo gordo del pie es “mecánicamente muy importante para caminar” y en este estudio los investigadores demuestran que no alcanzó su forma moderna hasta mucho después que los otros dedos.