Rocío, quien actualmente tiene 30 años de edad, perdió en un accidente automovilístico las dos extremidades, situación que la mantiene desde hace siete años en una silla de ruedas.
En entrevista con Notimex, recordó que fue un domingo 8 de noviembre, cuando se encontraba junto a sus dos hijos esperando el trasporte público, cuando fueron atropellados por una persona que manejaba a exceso de velocidad y en estado de ebriedad.
Mencionó que alcanzó a aventar a uno de sus niños mientras que el otro fue arrollado junto con ella.“Era mediodía cuando esperábamos el camión y se registraron los hechos, yo duré inconsciente varias horas; como a las 10 de la noche, reaccioné y pregunté por mis hijos, ellos estaban bien, pero yo ya no tenía mis piernas”, dijo.
Con una sonrisa permanente, Roció señaló que cuando los médicos le informaron sobre la amputación de ambas piernas esperaban una reacción de enojo, enfado, tristeza o impotencia ante esta noticia.
“Los médicos pensaron que tendría alguna reacción cuando me dijeron que me amputaron las piernas y a la fecha, siguen esperando, pues yo lo tomé con naturalidad, sin deprimirme, ya que lo más importante para mí son mis hijos y ellos estaban vivos”, declaró.
La entrevistada se dijo agradecida con Dios y con la vida porque sus hijos no sufrieron lesiones mayores, pues aunque uno de ellos fue operado de las piernas y actualmente tiene dificultades de habla, “están vivos y juntos”.
La joven madre se describió como una persona feliz, alegre y activa, a pesar de no contar con sus extremidades.
Mencionó que ella vive y disfruta cada momento de la vida y que esta época navideña, no es la excepción, pues disfruta de la temporada como cualquier persona.
Refirió que a la fecha no ha tenido recursos para comprar un pino de Navidad ni adornos para su hogar, pero lo más importante es la unión familiar.
Señaló que durante la celebración de 24 de diciembre acostumbran rezar, colocar el niño Dios, romper una piñata y reunirse en familia.
“Nos gusta mucho esta temporada, poner el pino aunque en este momento no lo tenemos, pero disfrutamos cada momento, pues aun con las carencias estamos juntos y vivos”, dijo.
Rocío comentó que para la celebración de Año Nuevo planea comprar un pavo y prepararlo con la ayuda de sus hijos, quienes han heredado el gusto por la cocina.
“En esta temporada nos reunimos en familia, mis dos hijos, mi mamá, mis hermanos y mi esposo, y aunque sea con una cena sencilla pero tenemos nuestro festejo”, señaló.
Precisó que la ausencia de sus dos extremidades no es impedimento para que se desenvuelva y se valga por ella misma.
Aceptó que la vida es mejor ahora que hace siete años, antes del accidente. “He aprendido a valorar más las cosas, a querer más y a vivir cada día con intensidad.
“A Dios le agradezco la oportunidad de seguir viva y a Santa Claus le pido que le traiga un regalo a mis hijos, que son excelentes niños, lo demás depende de cada uno de nosotros, de nuestra actitud”, mencionó.