Demuestra queretana cada día cómo vivir sin rencores

08 de Marzo de 2013
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Querétaro, 8 Mar. (Notimex).- Día a día, Ana Gabriela Sandoval Gutiérrez da una muestra de amor a la vida, lejos del rencor, pese a que a los 45 años de edad se enteró de su condición de hija adoptada, "salí de un vientre para refugiarme en un corazón".

Empleada bancaria de 53 años de edad, pero sin saber qué ha sido de sus padres biológicos, Ana Gabriela asegura no sentir remordimiento por el abandono al momento de haber nacido, pues considera que ese es un rasgo distintivo de las mujeres.

Relata que a la mitad de la cuarta década de vida se enteró que en realidad no es hija biológica de quien la crió, doña Bertha Gutiérrez Sánchez, quien hoy cuenta con 103 años de edad.

"Una vez mi mamá Bertha me dijo que era el momento de conocer mi verdadera historia y me mostró el acta de alumbramiento, en la que leí que soy hija de Concepción Reynoso, quien me abandonó, y de padre desconocido", recuerda.

"Doña Bertha Gutiérrez Sánchez me adoptó a sus 50 años de edad, luego de ocho abortos, y le vivo eternamente agradecida por esa muestra de amor hacia mí", enfatiza la entrevistada.

Sin embargo, asegura que le gustaría encontrar a su mamá biológica para decirle que no le guarda rencor alguno por la decisión tomada hace 53 años en un hospital del Distrito Federal o de Michoacán, "pues no sé a ciencia cierta ni dónde nací".

Enfatizó que las mujeres hoy en día deben cultivar el amor y la amistad como valores únicos e irrepetibles al tiempo de hacer a un lado el odio y el rencor, que sólo sirven para alejarse de sus semejantes.

"Yo no sé qué son el odio y el rencor, no guardo rencor ni siquiera a quien me tuvo en su vientre nueve meses y luego me abandonó, porque ese abandono me llevó a los brazos de una mujer que hoy tiene 103 años de edad y me ha dado el más puro amor maternal", aseguró.

Al respecto, afirma estar agradecida con la vida porque doña Bertha le dio casa, comida, familia, calor de hogar y un nombre y apellido, que hoy presume y comparte con sus amistades a través de la alegría de vivir.

Ana Gabriela refiere que la única verdad con la que quiere vivir el resto de su vida es que es hija de Bertha Gutiérrez Sánchez y José Sandoval Vizcaíno (quien murió hace más de 30 años), y espera saber algún día qué fue de Concepción Reynoso.

"Estoy agradecida con la vida y con doña Concepción, curiosamente quien me concibió, pero sobre todo con esta viejecita de 103 años de edad, con quien estaré el resto de sus días o de mis días, pues si la vida nos unió hace 53 años, la muerte será quien nos separe", dice a punto de llanto.

Ana Gabriela destaca que doña Bertha padece demencia senil, enfermedad que en repetidas ocasiones hace que no la reconozca, "pero no me siento mal, yo sé que en el fondo de su alma y su corazón siempre seré su hija y ella mi mamá".