Expertos de instituciones académicas se reunieron en Coloquio Internacional

10 de Octubre de 2012
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México, 9 Oct. (Notimex).- Con la finalidad de generar un estudio comparativo entre los sistemas de conteo usados por diferentes sociedades, 25 expertos procedentes de instituciones académicas de México, Estados Unidos, Perú, Brasil, España, Holanda y China, se reunieron en el Coloquio Internacional “Tiempo y complejidad. Calendarios del mundo”, inaugurado hoy en el Museo Nacional de Antropología (MNA).

En diversas regiones del mundo, la obsesión de las antiguas culturas por el tiempo dio lugar a complejos sistemas calendáricos que hoy en día siguen sorprendiendo a los especialistas, de ahí que se llevará a cabo dicho encuentro hasta el jueves próximo, detalló el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de un comunicado.

Dicho encuentro tiene como objetivo enriquecer la compresión sobre los sistemas, a través de una serie de conferencias donde se presenten datos obtenidos de diversas disciplinas, entre ellas, la arqueología, etnografía, epigrafía, historia e iconografía.

El secretario técnico del INAH, Miguel Ángel Echegaray; la directora de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), María Teresa Uriarte y la investigadora de la misma casa de estudios, Mercedes de la Garza, presidieron el acto inaugural del coloquio, en el que se darán a conocer otras formas de entender y organizar el tiempo entre las sociedades antiguas.

Al respecto, Mercedes de la Garza explicó que antes de la aparición de la física, las matemáticas y la astronomía actuales, la preocupación por el tiempo se manifestó principalmente en las reflexiones filosóficas y las creencias religiosas.

“¿Qué buscaban?, entender el cambio a través de las explicaciones racionales, de sistematizaciones cronológicas, así como de mitos y ritos, con el fin de mitigar la inseguridad y el miedo al devenir inexorable y a la muerte”, comentó.

Esas antiguas concepciones del espacio-tiempo, indicó, revelan la extraordinaria capacidad de observación, intuición y conocimiento de aquellos pueblos que sin aparatos ni tecnología, pero con una insólita capacidad matemática, lograron aprender a manejar el devenir.

Sobre dichos contextos culturales, se conforman las mesas del coloquio, en referencia a calendarios de Asia y el Pacífico; de los hemisferios norte y sur de América, Mesoamericanos y Mayas.

Reconocidos investigadores como Thérèse de Vet, Mingming, Yang Qingmei, Fred Damon, José Luis Pino Matos, Juan Pablo Villanueva Hidalgo, Johannes Neurath, James Enote, Sebastián van Doesburg, Laura Rodríguez Cano, Michel Oudijk, Emilliano Zolla y Federico Navarrete serán los encargados de dictar las ponencias.

Para el segundo día del coloquio, tocará el turno a la antigua Mesoamérica, donde se hará un recorrido por los calendarios zapoteco, mixteco y mixe (área oaxaqueña), además del calendario mexica, por ser uno de los mas estudiados debido a la abundancia de fuentes.

De igual manera, el calendario maya será abordado desde los repertorios de Yucatán, ya que está considerado como uno de los sistemas de registro temporal más complejos, y que a su vez posee una gran cantidad de datos para su estudio.

A través de códices prehispánicos como los Dresde y Madrid, hasta almanaques coloniales, se hablará acerca de la vigencia de la cuenta de 260 días entre los quichés.

En este sentido, la doctora Ana Guadalupe Díaz Álvarez, galardonada este año con el Premio de la Academia Mexicana de Ciencias por su tesis “Las formas del tiempo; tradiciones cosmográficas en los calendarios indígenas del México Central”, sostuvo que varios de los análisis sobre éstos suelen aportar una visión limitada del sistema mesoamericano.

El calendario puede utilizarse como una herramienta útil para la reconstrucción del pasado indígena, cuya aplicación atraviesa distintos ámbitos de la vida. Tal era su importancia, que en los mitos se menciona que la primera actividad del hombre fue su creación, puntualizó.

Además, la experta indicó que “hasta el momento se ha considerado que las actividades agrícolas y bélicas, estaban regidas exclusivamente por el esquema de veintenas. Por su parte, el calendario ritual se ha concebido como un instrumento de carácter astrológico; la lectura de los destinos se realizaba a través del tonalamatl, un libro que contiene la cuenta sagrada, del cual sobreviven algunos ejemplares”.

Por esta razón y por su aparente disociación con el ciclo de 365 días, es que ha sido desplazado de los estudios, que en su gran mayoría buscan hacer conversiones del sistema mesoamericano al occidental, para ubicar fechas en nuestro esquema lineal de la historia.

Dicha conversión, agregó Díaz Álvarez, supone algunas veces la pérdida de información que puede resultar importante para la interpretación de algunos datos.

A decir de la especialista, los libros adivinatorios o tonalamatl no corresponden únicamente a días, sino a unidades calendáricas que pueden referir a días, años o periodos mayores, todos ellos viéndose afectados a través de su nombre bajo una lógica unificadora.

Para concluir, la investigadora añadió que el sistema debe ser visto siempre como una unidad, de forma que las distintas cuentas que lo conforman aportan diferentes capas de sentido, pero sin disociarse, pues no son dos calendarios distintos como se ha entendido desde la Colonia.

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