Concha Zardoya plasmó en su poesía la realidad social de España

13 de Noviembre de 2014
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México, 13 Nov (Notimex).- La escritora Concha Zardoya, quien es recordada en el centenario de su nacimiento, que se cumple mañana, en su poesía plasmó la realidad social de la España de los años 50 y 60, desde la perspectiva cristina.

Autora de una extensa y fecunda producción poética, la autora que se dio conocer bajo el seudónimo “Concha de Salamanca”, trascendió como una de las voces femeninas más destacadas de la lírica española de la segunda mitad del siglo XX.

De acuerdo con el portal de Internet “escritoras.org”, Concha Zardoya González nació el 14 de noviembre de 1914 en Valparaíso, Chile, en el seno de un hogar liderado por un par españoles.

En 1932, cuando tenía 17 años, la joven Concha y su familia cambiaron su lugar de residencia a España; primero en Zaragoza, luego en Barcelona y más tarde en Madrid, donde estudió Filosofía y Letras, carrera que no concluyó.

Posteriormente, la joven escritora tomó un curso de Biblioteconomía en Valencia y tras el estallido de la Guerra Civil, comenzó a trabajar en Cultura Popular, institución que organizaba bibliotecas y actos culturales para obreros y soldados en los frentes, hospitales y fábricas, y en la radio.

Luego de superar la muerte de su hermano y atraída por las letras, Concha comenzó a escribir algunos poemas que publicó en la “Hora de España”, señala su perfil disponible en “prometeodigital.org”.

De regresó a Madrid, la joven autora dio clases, realizó traducciones, elaboró guiones de cine y ensayos, y se dedicó a la narrativa, en esos años salieron a la luz sus primeros cuentos.

A principios de la década de los 50, Concha se trasladó a Estados Unidos para impartir clases de literatura en la universidad de Illinois, donde se licenció en Filología Moderna, y posteriormente recorrió como docente las de Tulane, California, Yale, Indiana, Columbia y Massachussets.

En 1977, seña su biografía publicada en el sitio “poemariodemujeres.com”, volvió definitivamente a Madrid e inició una etapa de consolidación literaria que le mereció reconocimientos como el Premio Boscán de Poesía (1955), el Fémina de Poesía Madrid (1975) y el Prometeo de Poesía (1988).

En los siguientes años, la autora siguió con su labor literaria, que dio como resultado, entre otras obras: “No llega a ser ceniza lo que arde” (1985), “El don de la simiente” (1993), “Sintonimias del adiós” (2002) y “Alrededores míos” (2003).

Como ensayista, destacó como profunda conocedora de la obra de Miguel Hernández (1910-1942) y Leopoldo de Luis (1918-2005) y, dentro de esta faceta, publicó libros como “Historia de la Literatura Norteamericana (1607-1950)”, “Poesía española contemporánea”, “Verdad, belleza y expresión” y “Poesía española del siglo XX”.

En 2004, publicó “Ronda del arco iris” (2004), obra que dedicó al público infantil y que se convertiría en la última, pues el 21 de abril de ese mismo año, murió debido a una insuficiencia cardiaca, en su casa de Majadahonda, en Madrid.

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