Alpacas Rusas, del amor a los animales andinos a la granja rentable

13 de Febrero de 2019
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Moscú, 13 Feb (Notimex / Sputnik).- Iliá Smirnov es un ciudadano ruso que, hace algunos años, decidió criar alpacas en Moscú. Su iniciativa, al principio insólita, ha sido todo un éxito y, actualmente, el joven es dueño de una granja con más de dos decenas de estos animales.

El amor de Iliá por los animales empezó cuando todavía era un niño y compartía su casa —un apartamento con una única habitación en el centro de Moscú— no solo con sus padres y dos hermanos, sino también con un enorme pastor alemán.

Iliá y sus hermanos tenían también otros perros, gatos y aves en la “dacha” —casa de campo— de la familia.

La idea de tener una alpaca surgió durante unas vacaciones en Estados Unidos. Durante aquel viaje, Iliá y su familia visitaron una granja y se enamoraron inmediatamente de estos animales andinos. Sin embargo, el plan de adquirir la insólita mascota al volver a Rusia encontró un inesperado obstáculo: sencillamente las alpacas no existían en el país.



"Nos encantaron esos animales y cuando volvimos a Rusia empezamos a pensar que no sería una mala idea tener algunos. Pero como no los encontramos por acá, nos tocó ir otra vez a Estados Unidos, pero ahora con el objetivo de comprar alpacas y traerlas a Rusia”, explicó.




“Así empezó todo", dijo Iliá a Sputnik en tono casual, como si no estuviera hablando de animales que se encontraban al otro lado del mundo y que pueden llegar a pesar más de 80 kilos.

La osada idea terminó costando más trabajo —¡y tiempo!— a la familia de lo imaginado. El papeleo para importar los animales de Estados Unidos a Rusia tardó cerca de dos años en prepararse. Los trámites con la aerolínea también resultaron ser un tremendo dolor de cabeza para la familia, ya que la compañía rusa jamás había transportado este tipo de animales antes.

Finalmente lograron llevar cinco alpacas a Rusia y, posteriormente, 10 más. Algunas fueron vendidas a personas que desde hacía tiempo estaban interesadas en adquirirlas, lo que ayudó a la familia a cubrir los gastos iniciales de la iniciativa pionera.

Casi siete años después, la granja “Alpacas Rusas” ya cuenta con un rebaño de 21. La mayoría de estos animales ha nacido ya en Moscú.

Iliá garantiza que las extremas condiciones del severo invierno ruso no afectan mucho a las alpacas, que se adaptan con facilidad al ambiente donde viven.

"Viven bien en el frío extremo. Recientemente hemos estado a 20 grados bajo cero y, en cierta ocasión, los termómetros llegaron a marcar -30 grados, cuando ya estaban acá en Rusia. Las alpacas son peludas, no sufren con las caídas de temperatura", asegura Iliá.

El criador detalla que lo peor es cuando las temperaturas invernales suben y luego vuelven a bajar. Cuando los termómetros marcan temperaturas positivas durante el invierno, se derrite la nieve en el piso y las alpacas terminan mojándose. Luego, cuando el frío severo vuelve días más tarde, el pelaje mojado se congela, lo que puede resfriar a las mascotas.

"Pero les brindamos todas las condiciones para que lleven una vida confortable acá. Su alimentación es muy buena. Las alimentamos con una mezcla de cereales y con cebada que nosotros mismo cultivamos en nuestras instalaciones. Además, tienen acceso constante al heno. Así que no tienen nada de qué quejarse", cuenta el dueño de la granja.

Iliá cuenta, sin embargo, que le tocó estudiar mucho para poder aprender a cuidar de las alpacas, ya que la mayoría de los veterinarios rusos no sabía cómo tratarlas.



"Nos tocó aprender, leer mucho sobre estos animales. Tuvimos que poner en práctica el método 'prueba y error'. No es posible aprender todo de una vez. Desafortunadamente, en un principio perdimos algunas alpacas, es algo inevitable. Pero ahora estamos en el buen camino”, comparte a Sputink.




“Nosotros estamos en la granja todo el tiempo y siempre estamos cuidando a los animales para que estén bien", detalla Iliá y agrega que, en casos de mucha gravedad, tienen un veterinario de confianza que trata a las alpacas.

A lo largo de los años, las alpacas dejaron de ser solamente un pasatiempo para Iliá y se convirtieron en un verdadero negocio. Actualmente, su granja recibe centenares de visitantes cada año, a menudo incluso excursiones escolares; además, no es raro que las bellas mascotas sean solicitadas para participar en ensayos fotográficos.

En el futuro, Iliá desea aumentar su ya existente producción de lana de alpaca y también organizar exposiciones de esos animales con otros criadores. Al joven ruso también le gustaría convertir su granja en un punto turístico y una opción de ocio para los moscovitas.