Perros guía requieren entrenamiento preciso y comprensión de la sociedad

03 de Octubre de 2018
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México, 3 Oct (Notimex).- No es fácil lograr que un perro se gradué para ser el guía de un invidente, se requiere de año y medio de entrenamiento, paciencia y entrega, es un gran reto, pero un enorme triunfo, dijo Efrén González, entrenador de perros guía desde hace 20 años.

Convencido de lo que hace, Efrén decidió ser entrenador después de tomar conciencia de que un perro, bien entrenado, puede transformar la vida de una persona con deficiencia visual, al convertirse en sus ojos y darle la asistencia para moverse y recorrer un camino sin riesgos, y con toda la independencia.

Entrevistado en la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía Para Ciegos, ubicada en Villa Quietud, Coyoacán, Ciudad de México, subrayó que este es un trabajo que además requiere de mucha colaboración por parte de la sociedad.

Con un gesto de impotencia, Efrén subrayó que la población demuestra poca sensibilidad con las personas con alguna discapacidad, aun cuando son estos sectores, los que requieren de más apoyo, respeto y comprensión.

Parado junto a “Kira”, una labrador entrenada, graduada y lista para ser “los ojos” de un invidente, reiteró la importancia de estar informado respecto al trato del resto de la población con un perro guía.

Con el comportamiento de “Kira” como ejemplo de su trabajo, explicó que el trato a los perros guía es distinto al que se le tiene a las demás mascotas, debido a que realizan una doble función de guía y compañero de su amo ciego.

“No se deben tocar, ni acariciar cuando tengan el arnés puesto, porque esto es sinónimo de que están trabajando y de ninguna manera se pueden distraer, debido a que con esto se pone en riesgo la seguridad del invidente, por lo que lo más recomendable es ignorarlos”, detalló Efrén.

Los perros guía están adiestrados por lo que nunca harán daño sin motivo. Comentó que si un ciego con perro guía llegara a solicitar ayuda, se deben acercar por el lado derecho, de modo que el perro quede a la izquierda. En este caso el animal sabrá que esta temporalmente fuera de servicio.

El entrenador recordó que cuando llegó a la institución no tardó en “caerle el veinte" de lo que se trataba, del tipo de lugar en el que estaba, “esto fue como un parteaguas en mi vida, y lo que me llevo a tomar una de las decisiones más importante de mi vida: dedicarme a esto al 100 por ciento”.

El ladrar contante de los perros Labrador y Golden, Labrador Retriever, y Golden Retriever distrae por unos segundos a Efrén, quien les pide cariñosamente guardar silencio.

Así continuó la plática donde relató que antes de llegar a la escuela, nunca había tenido contacto directo con alguna discapacidad, “para mí fue impactante, fue conocer otro mundo, uno diferente al que yo estaba acostumbrado y me di cuenta de que donde hay una discapacidad hay necesidades diferentes”.

La escuela fundada y dirigida por Silvia Lozada, invidente desde los tres años a causa del sarampión, trabaja para hacer conciencia en ese que si puede ver y que en muchas ocasiones ignora a las personas ciegas que pasan cerca y tropiezan con la insensibilidad de personas.

Además de luchar para que los invidentes puedan desplazarse sin riesgo en una ciudad con poca infraestructura, conciencia, sensibilidad no sólo a la ceguera sino a todas las discapacidades, y con una falta de cultura total.

“Cuando entré aquí tenía 19 años y aún no sabía qué haría en mi vida, qué seguía, yo vivía mi momento, pero rápido supe que a esto quería dedicarme el resto de mi vida”, dijo Efrén.

Explicó que para ser entrenador de perros guía no hay escuelas, yo aprendí al día a día, con los perros, con la capacitación de la directora Silvia Lozada y luego con la oportunidad de viajar a Estados Unidos para capacitarme.

Señaló que el interés de la institución por graduar a más perros y brindar apoyo a invidentes es constante.

De pronto, voltea y ve a los perros que por instantes dejan de ladrar, como para observarlo y señala convencido, que el máximo aprendizaje fue de los mismos perros, el trabajar día a día con ellos.

“En esta escuela soy el único entrenador de tiempo completo, totalmente formado, pero hay otra persona que se está capacitando y otro más de forma intermitente”, agregó.

Esto es una vocación, no hay escuela para entrenadores. Se necesitan tres años de contacto directo con los perros y personas invidentes para estar preparado como entrenador totalmente.

Y un perro queda listo entre un año y medio y dos años. Para los perros es un proceso que comienza con la socialización hasta su entrenamiento.

“A la hora de trabajar para un perro guía tienes que poner mucha sensibilidad, porque los perros son seres 100 por ciento de sentimientos, que perciben tu estado de ánimo, ellos saben cuándo haces las cosas de mala forma o enojado”, abundó.

El entrenador es quien inyecta al perro todos los ánimos, todas las ganas, todo lo que necesita para sentirse bien y poder conducir a un invidente sin que esto implique riesgo alguno para su seguridad e integridad física.

Puntualizó que esta es la primera escuela de perros guía en México y América Latina y es una Institución de Asistencia Privada fundada para criar, educar, entrenar y donar Perros Guía para Ciegos y brindar Rehabilitación Inclusiva a personas con discapacidad visual.

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