Refirió que en 1985 se contaba con pocos modelos para abordar el estrés, pues se pensaba de manera errónea que el síndrome de estrés postraumático sólo se presentaba en veteranos de guerra, sin notar que las heridas de trauma en los seres humanos son unas de las principales causas de sufrimiento.
Durante la mesa redonda Más ciencia, menos desastres, que se llevó a cabo en el Teatro del Museo de las Ciencias, Universum, explicó que el trauma no deja una herida mental, emocional o psicológica, pero sí una respuesta incompleta desde la fisiología del sistema nervioso.
“Suena la alarma sísmica y nos sobresaltamos, es decir, tenemos una respuesta de orientación exploratoria (hacía dónde me salgo, qué hago); después viene una respuesta defensiva en sí, que puede ser huir o luchar, pero si me sobrepasa el evento viene una tercera respuesta de supervivencia que es el congelamiento", planteó.
Advirtió que, "si yo no puedo completar tanto la respuesta de orientación exploratoria, como la respuesta de defensa, entonces no recupero esa sensación de seguridad, paz y tranquilidad”.
La maestra Hideko Tanamachi planteó que eventos como los de septiembre despiertan la energía que se tiene de supervivencia, sin embargo, aclaró que cuando no se trabaja, las personas guardan dicha energía en el sistema nervioso.
"Y pueden quedar muy inquietos, con mucho miedo, violencia o pueden quedar disociados, apagados, deprimidos. Es por ello que se tiene que canalizar esa energía en cosas positivas”, finalizó.