Historias derrumbadas por el sismo, Anayeli, Juan Pablo y Marco

21 de Septiembre de 2017
Guardar
rescate-sismo-cdmx-5
rescate-sismo-cdmx-5
México, 21 Sep (Notimex).- Todas las personas atrapadas en los escombros de los edificios que se derrumbaron en la Ciudad de México por el sismo de magnitud 7.1 ocurrido el martes, tienen historias personales.

Algunas de ellas son estremecedoras. Por ejemplo, la de un padre de familia que permanece cabizbajo y con una gran sensación de culpa, en medio de la frenética actividad de socorristas, marinos, soldados, militares, elementos de Protección Civil y hasta bomberos del condado de Los Ángeles, California, Estados Unidos, que se dan cita en el Vereficentro BJ9038, improvisado cuartel general para atender el derrumbe del edificio en Escocia número 4, colonia Del Valle.

El era, hasta el martes al mediodía, vigilante del edificio donde lo mismo había departamentos habitacionales, que otros convertidos en oficinas.

Deseoso que su hija Anayeli tuviera un mejor futuro, por lo menos mejor que él, la envió a la universidad para prepararse como contadora pública. A lo demás, él le ayudó. Con los contadores de un despacho ubicado en el propio edificio, la colocó para el trabajo y ella estaba ahí muy contenta.

Se cuenta que el día del sismo, el fatídico 19 de septiembre, él alcanzó a salir corriendo... pero ella no.

Otra historia durísima es la de Juan Pablo, en torno a la cual hay dos versiones. Ambas coinciden en que su madre alcanzó a salir y él no, porque de última hora, ya con el terremoto encima, se regresó para "algo".

Una versión señala que se regresó a cargar a su perrita, precisamente para evitar que pudiera sufrir algún daño físico si se caía el edificio; la otra versión indica que su madre le dijo que se pusiera zapatos antes de salir, y entonces se regresó por el calzado, para nunca más salir.

La de Marco es una historia más. Él había acudido al viejo edificio de Escocia 4, esquina con Gabriel Mancera, a visitar a su padrastro. Cuando el temblor inició, ninguno de los dos consiguió salir.

Al hombre lo encontraron muerto; a él, un joven estudiante de ingeniería en la UNAM, aún no lo encuentran. Sus amigos creen o quieren creer que aún vive bajo los escombros del edificio que invaden dos predios y maltrataron tres edificios más, hoy inservibles y desalojados.

Archivado en