México polarizado, efecto de la falta de gasolina

14 de Enero de 2019
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En los últimos días hemos vivido un ambiente social polarizado, tal cual se pronosticaba después de la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador. Lo cierto es que no nos hubiéramos imaginado que se fuera a presentar tan de prisa.

Una sociedad dividida y confundida, ante información desigual y nada congruente. Pareciera que se trata de una era más para los mexicanos en donde la incertidumbre apremia y el temor por el futuro preocupa y desconcierta, después de que había una esperanza por lo menos para al rededor de 30 millones de personas que llevaron a la presidencia a AMLO.



El tema de la gasolina lleno nuestra vida por completo en las últimas horas, por un lado un Presidente clamando a la paciencia, solicitando apoyo para terminar con el tema del huachicoleo; por otro lado pocos arrestos relacionados al huachicol y de los pocos, ningún pez gordo; por otro una investigación de The Wall Street Journal esclareciendo la falta de compra de combustible a Estados Unidos tan necesaria para nuestro país; por otro una encuestadora nada confiable manifestando que la mayoría de los mexicanos estamos de acuerdo y por otro encuestas manifestando una caída de 7 puntos en la aprobación del nuevo Presidente.

¿Qué creer? Realmente es confuso, pero lo que no es confuso y es una realidad, es lo que hemos padecido en carne propia los mexicanos. 10 de cada 10 amigos o conocidos desaprobando las largas filas para cargar un poco de gasolina; negocios parados y cerrados ante la falta del combustible; ausentismo laboral que ha terminado en algunos casos en despidos; balaceras, incendios y desorden social ante la desesperación por conseguir gasolina; pérdidas económicas millonarias, nada comparadas con lo que se dice se han dejado de robar en combustible; y muchas más situaciones que miles de mexicanos hemos tenido que presenciar.

No se si el cierre de los poliductos de PEMEX era la mejor solución, pero lo que si es cierto es que la estrategia debió contemplar primero la garantía de abasto para no paralizar a una buena parte del país, que por cierto, es de las más productivas.



Estoy convencida que la mayor parte de los mexicanos deseamos que a México y a su nuevo Presidente le vaya bien, sería absurdo pensar o idealizar un fracaso, cuando nuestra calidad de vida depende de los resultados, pero es necesario afrontar los retos con responsabilidad y prudencia. No se puede resolver problemas, ocasionando problemas.

Los mexicanos por supuesto que anhelamos el fin de la corrupción, el fin de las situaciones ilegales que han puesto en jaque al gobierno y sociedad y que han detenido su desarrollo y aumentado la desigualdad social, eso es muy diferente a estar de acuerdo en acciones que perturban y complican nuestra vida diaria y la del país en general.

Hoy somos un país en donde las diferencias de la clase social que no deberían de existir se han intensificado, ahora resulta que solo se puede ser “CHAIRO” o “FIFI”. En México no puede haber población de primera ni de segunda y ese es un reclamo severo que en nuestro actuar debería de pesar, porque una cosa es quien lo manifieste irresponsablemente y otra muy diferente quienes siguen la corriente y lo hacen realidad.
Existen asuntos de impacto mundial de los que nuestro Gobierno se debería de ocupar, a la par del tema de la seguridad nacional que incluye el huachicoleo. Hoy la economía mundial mejora, dejando a un peso mexicano más fuerte y la baja de precio en el petroleo, que debería ya de estar impactando en la disminución de precios del combustible en nuestro país, fenómenos que el nuevo Gobierno Federal debería de estar agradeciendo, pues convienen a sus intereses y a los de los mexicanos, sin embargo, estamos perdiendo el tiempo parados en filas incontables, mientras el mundo sigue su rumbo y no se detiene ni se detendrá por los mexicanos.

Dicen que lo mejor siempre esta por venir y que es de sabios corregir y enmendar el rumbo, ojalá que ambas cosas pasen en breve para nuestro México, que ya demostró lo que puede lograr cuando el hartazgo sucumbe a su sociedad. Una sociedad noble, trabajadora y generosa que solo aspira a que a la mayoría nos vaya bien.