“Cuando empecé con este negocio se arreglaban las máquinas de escribir y algunas calculadoras, eso hace ya más de 25 años”, expresó.
Destacó que de hace unos 10 años a la fecha la dinámica de su negocio se tuvo que modificar, principalmente por el gran uso de las computadoras.
“Antes había muchas personas que utilizaban la máquina de escribir, para muchas cosas, en oficinas, tareas y ahorita ya es muy poco, todavía se usa pero es muy poco”, dijo.
El uso cotidiano de la máquina de escribir se ha reducido a través del tiempo hasta
representar sólo un 10 por ciento en comparación con la década de los 70’s u 80’s.
“Lo principal era el mantenimiento que requerían o incluso el tamborcito del carro que era lo más común a la hora de solicitar un servicio; que anda entre los 200 o 300 pesos”, señaló.
Incluso, refiere que la evolución de este oficio modificó también el tipo de consumibles que se vendían en las papelerías, al cambiar las cintas de carbón por toner para las impresoras digitales.
“Ya prácticamente lo de las máquinas de escribir se ha ido acabando, ahora si que tuvimos que emigrar a lo que son las computadoras y las impresoras, que son las que más nos llegan para reparación”, expresó.
Entre las principales adecuaciones de su establecimiento se encuentra la instalación de cubículos con computadoras para ofrecer el servicio de ciber café; mientras que del otro lado aún siguen algunas máquinas antiguas en espera de ser compradas por algún coleccionista.