“Una vez más, una tragedia dirige la atención del país hacia Génova. Estos días, que deberían haber sido de fiesta y de reposo para todos, han sido ensangrentados por un nuevo drama que hiere profundamente a enteras familias y comunidades”, indicó Gualtiero Bassetti.
El cardenal, arzobispo de Perugia-Città della Pieve y presidente de la CEI, manifestó su cercanía a los familiares de los fallecidos en un mensaje.
“En estas horas de dolor, con nuestra oración y nuestra solidaridad humana y cristiana estamos cercanos al cardenal Angelo Bagnasco (arzobispo de Génova), a su Iglesia y a su ciudad, a los socorristas, a quienes sufren el luto o tienen ansia por la suerte de sus seres queridos”, añadió.
El propio Bagnasco pidió dejar que las investigaciones esclarezcan si se trató de una tragedia evitable, y aclaró que a la Iglesia compete el dolor por las víctimas y sus familiares.
“Génova está herida, pero no plegada”, aclaró. Se dijo confiado en que la ciudad podrá unirse y mirar adelante con valentía, aunque reconoció que este día todos se encuentran impactados por las dimensiones y las consecuencias de la tragedia.
Reconoció que él mismo atravesó numerosas veces por el puente Morandi, cuyo tramo central se desplomó inexplicablemente la mañana de este martes en medio de una intensa lluvia, y recordó que hubo recientes trabajos de consolidación de la estructura, que duraron mucho tiempo.
Confió en que los expertos se pronuncien “con honestidad” sobre las obras cumplidas y las no previstas, para que tragedias como la ocurrida este martes no se repitan.
Anticipó que este miércoles, en todas las iglesias de Génova elevarán especiales oraciones a la Virgen María por los difuntos y no descartó la celebración de un funeral público en la catedral de San Lorenzo, aunque llamó a esperar el deseo de los familiares de las víctimas.