“Las tarifas estadunidenses a los autos serían potencialmente devastadoras para los manufactureros canadienses”, afirmó Garder.
Luego de que la administración de Donald Trump impuso 25 por ciento de aranceles a la importación de acero y 10 por ciento a la de aluminio, afectando mayoritariamente a Canadá, su principal abastecedor, el sector automotriz canadiense está en pláticas con los diferentes niveles de gobierno.
El motivo es para prepararse y tomar las medidas pertinentes ante la eventualidad de que Estados Unidos imponga tarifas a la importación de autos y camiones.
Honda ensambla sus modelos Civic sedán y CR-V en su planta de Alliston, Ontario, donde emplea a cuatro mil trabajadores y embarca 75 por ciento de su producción al mercado estadunidense.
“Todas las partes involucradas en Canadá deben enfocarse en lo que se necesita hacer para evitar la imposición de esas tarifas”, agregó Garder.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Manufactureros de Autopartes de Canadá (APMA), Flavio Volve, criticó la amenaza de Trump de imponer tarifas a las importaciones de autos por el sistema de regulación de abasto canadiense en la producción de lácteos.
“¿O sea que Ud (Trump) está sugiriendo usar la regulación de Seguridad Nacional para imponer ocho mil millones de dólares en tarifas a los consumidores 'americanos' quienes compran un millón de carros hechos por productores estadunidenses con 60 por ciento de contenido estadunidense, sólo por el precio de la leche en Windsor?”, cuestionó Volve.
En una de sus acusaciones directas al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, Trump le aclaró que las tarifas al acero y al aluminio eran por los aranceles de 270 por ciento que Canadá impone a Estados Unidos en el comercio de lácteos.
La provincia de Ontario es el “hub” de las plantas de ensamblaje de todo el país que emplean a 130 mil trabajadores de ensamblaje y autopartes.
Mientras la provincia de Quebec ha ofrecido un paquete de 100 millones de dólares en préstamos y garantías para apoyar a los manufactureros de acero y aluminio quebequenses, el gobierno de Ontario no ha anunciado algún plan similar.
Tras 15 años de gobiernos liberales Ontario acaba de elegir a un gobierno conservador a la cabeza de Doug Ford, quien se reunió con empresarios del sector automotriz y del acero, pero no anunció un programa concreto para asistir a estas industrias, aunque sí adelantó apoyar el gobierno liberal de Trudeau en la guerra comercial con el gobierno estadunidense.
La relación bilateral Canadá-Estados Unidos ha caído hasta su nivel más bajo debido no sólo a la guerra comercial que Washington inició contra países aliados sino por las acusaciones directas tanto de Trump como de otros funcionarios comerciales, que criticaron a Trudeau.
En sus críticas calificaron a Trudeau de ser “manso y deshonesto” y de dar “una puñalada en la espalda” al mandatario estadunidense, quien abandonó a la mitad la cumbre del Grupo de los Siete (G7), que concluyó en Quebec el fin de semana.
Al respecto, el presidente ejecutivo del Royal Bank of Canada, el banco más grande del país, Dave McKay, expresó su frustración por el desencadenamiento de los recientes eventos al más alto nivel entre ambos países.
“En mi reciente viaje a Washington he oído a funcionarios estadunidenses hablar negativamente de Canadá sin ningún fundamento, lo cual afectará las inversiones y expansión de negocios a través de la frontera”, declaró al diario The Globe and Mail.
El representante bancario dijo que apoya al gobierno de Trudeau en su rechazo a ceder a las demandas de EUA en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, como la cláusula “sunset” de terminación cada cinco años.
Este día en Washington, la canciller canadiense, Chrystia Freeland, dijo que las negociaciones para modernizar el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) entre México, Canadá y EUA seguirán durante el verano.
Ayer, al recibir el premio a la Diplomática del Año por la revista Foreign Policy, la ministra recalcó que Canadá impondrá a partir del 1 de julio tarifas proporcionales a las impuestas por Estados Unidos y advirtió que el precio, en parte, será pagado por los consumidores estadunidenses.