Crisis económica se roba la Navidad en Venezuela

27 de Diciembre de 2017
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Caracas, 27 Dic (Notimex).- Millones de venezolanos vivieron la peor Navidad en décadas ante la profunda crisis económica y social que enfrenta Venezuela por una severa recesión, escasez de alimentos y medicinas, y una hiperinflación que podría superar 2.500 por ciento en el 2018, según proyecciones del Fondo Monetario Internacional.

“En toda mi vida nunca había vivido una Navidad tan cruel”, dice María Méndez, una empleada doméstica de 48 años, mientras esperaba en una fila con varias decenas de personas el arribo de algún alimento básico a un supermercado del este de Caracas.

Méndez cuenta que debido a los altos precios y la falta de productos este año no pudo celebrar la Navidad ni comer los platos tradicionales navideños venezolanos.



“Hace un año en estas fechas yo había comido bastante hallaca y pan de jamón, pero ahora no tengo nada”, dice Cristóbal Cabrera.




La hallaca (una especie de tamal) y el pan de jamón, cuyos precios oscilan entre dos y cinco dólares, y son inalcanzables para quienes ganan un salario mínimo de unos cuatro dólares a la tasa del mercado negro.

Cabrera asegura que cuando trabajaba como carpintero y pintor en una empresa privada le alcanzaba para mantenerse, pero la compañía donde laboraba quebró este año. Ahora es vigilante y dice que gana el equivalente a unos cuatro dólares al mes.

De acuerdo a estimaciones de la Asamblea Nacional –que controla la oposición– hasta noviembre la inflación acumulada en Venezuela era de 1,370 por ciento, superando ampliamente el registro del 2016 cuando se cerró con una tasa de 550 por ciento.

Plazas a oscuras y escuálidos adornos en algunos postes de luz de las calles y avenidas de la capital, muestran un desolador panorama de un país petrolero que hasta hace unos años solía celebrar entre una gran opulencia la Navidad y el Año Nuevo.

“Para mí este año no hubo Navidad”, dice Rosario Carreño, una ingeniera de sistemas de 32 años.

“En cualquier lugar que uno va, uno siente que no hay Navidad”, señala.

Carreño recuerda que hasta el año pasado la Plaza Francia, de la exclusiva urbanización Altamira, era adornada con un árbol de más de cinco metros de alto y miles de luces que se extendían por sus alrededores, y cientos de personas acudían a escuchar grupos musicales que interpretaban canciones tradicionales navideñas.

“Aquí antes se respiraba alegría. Hoy no hay nada”, dice mientras señala con su mano izquierda al fondo un pesebre navideño, de cerca de un metro y medio de alto, que se pierde entre la oscuridad.

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