Ciudad del Vaticano, 26 Jul (Notimex).- Son el ejército más pequeño del mundo y sus integrantes apenas superan el centenar, pero la añeja tradición y su cualidad de ser “ángeles custodios” del Papa hacen de la Guardia Suiza Pontificia una atracción turística del Vaticano.
Fundado en 1506 por el Papa Julio II, ese cuerpo militar responsable de proteger las propiedades del Vaticano conserva todavía pesados uniformes y vestimentas de otros tiempos, incluso en medio del calor romano.
El 21 de enero de ese año el pontífice recibió en la Plaza de San Pedro a unos 150 hombres enviados por la Federación Helvética, luego de haberlos solicitado para tutelar las posesiones del Estado Pontificio.
Los mercenarios suizos se habían labrado una reputación durante su participación en las Guerras de Borgoña y algunos de ellos habían sido contratados por Papas anteriores a Julio II, quien institucionalizó un vínculo todavía vigente.
En la actualidad la Guardia mantiene estrictos requisitos de admisión: los jóvenes reclutas deben ser católicos, tener entre 19 y 30 años, poseer un título profesional o mínimo de preparatoria, ser ciudadanos suizos, contar con una altura mínima de 1.74 metros y ser solteros.
Por un acuerdo especial, el reclutamiento y la operatividad, incluso el pago de sueldos, se realiza en concordancia con el ejército de Suiza.
Compuesto por un aproximado de 110 soldados, el cuerpo está encabezado con el comandante que tiene rango de coronel, el vicecomandante y un capellán. El resto del grupo es presidido por un oficial con el grado de comandante, dos capitanes, 23 suboficiales, 70 alabarderos y dos tamborileros.
Sólo algunos de ellos son elegidos para formarse como guardaespaldas del Papa, ya que la custodia personal de Francisco está en manos de otro núcleo: la Gendarmería Vaticana, el equivalente a una policía del Estado papal.
El momento más importante del año para los guardias suizos es el 6 de mayo, fecha del juramento de los nuevos reclutas. Cada uno de ellos, con la bandera blanca y amarilla del Vaticano en su mano izquierda, pronuncia su promesa de fidelidad.
La ceremonia se lleva a cabo en el Patio de San Damaso del Palacio Apostólico de Roma y en ella participan clérigos, embajadores, políticos y personalidades.
Este rito tiene un origen antiguo: el recuerdo del histórico “Saqueo de Roma” de 1527, cuando la capital italiana, en aquella época sede de los Estados Pontificios, fue invadida por las tropas de Carlos V de Habsburgo.
Los invasores destruyeron todo a su paso y chocaron contra la Guardia Suiza Pontificia, 147 de sus miembros fallecieron mientras protegían la huida del Papa Clemente VII y de un grupo de cardenales al Castel Sant'Angelo, ubicado a unos 600 metros de San Pedro.
Estos soldados controlan los ingresos a la Ciudad del Vaticano y vigilan el Palacio Apostólico, es su trabajo garantizar protección cercana al Papa, así como ofrecer servicio de orden. “Honor y fidelidad” es su lema.
Guardia Suiza, los “ángeles custodios” del Papa Francisco
26
de Julio
de
2016
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