Brasil: Después del golpe, en riesgo los derechos de las mujeres

22 de Septiembre de 2016
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Medellín, Colombia, septiembre (SEMlac).- El golpe de Estado contra Dilma Rousseff es un golpe contra el pueblo brasileño. Para Dilma, fue su segundo golpe de Estado y este último fue directo contra ella.

Hoy, los derechos conquistados por la clase trabajadora y las mujeres están en riesgo, dice Ana Carolina Costa Lacerda, interna de Relaciones Públicas de la Casa da Mulher Trabalhadora (Camtra) del país sudamericano.

En entrevista para SEMlac, la joven activista sostiene que mucho se avanzó durante los últimos 13 años de gobiernos progresistas en la conquista de derechos para las mujeres y de las trabajadoras, derechos que hoy peligran.

Costa Lacerda es tan joven que apenas tenía un año de edad cuando, hace 19, se fundó la Casa de la Mujer Trabajadora y cinco cuando Inacio Lula Da Silva emprendió las reformas que hoy le preocupan.

Pero no hay mal que por bien no venga.

Para el "golpista" Michel Temer, las protestas no cesan y estos movimientos en las calles brasileñas tiene una base social compuesta por una mayoría de mujeres, quienes empezaron las manifestaciones; en dos años, el pueblo estará frente a una nueva oportunidad, asegura Ana Carolina Costa Lacerda al referirse a las elecciones.

La ahora expresidenta ha dicho que se trató de un golpe de Estado misógino y advierte que el mensaje es claro para las mujeres de su país: la política y el poder no son para las mujeres.

El esfuerzo de Dilma Rousseff en su propia defensa es motivo de admiración entre la población, otros presidentes prefirieron renunciar. Ella se defendió y estuvo un día completo respondiendo a las preguntas de diputados y senadores.

Ella se quedó hasta el fin, mostrando que no tenía ninguna culpa que era un golpe contra las mujeres y sus derechos, por no sucumbir a la voluntad de estos hombres golpistas.

Las reformas para las mujeres
Costa Lacerda refiere que entre los avances logrados en las dos últimas administraciones de Lula Da Silva y de Dilma Rousseff destaca la ley Maria da Penha (año 2006), creada específicamente para reconocer la violencia contra las mujeres: la violencia física, patrimonial, psicológica y verbal.

A raíz de ella, se creó un registro estadístico con las denuncias, que es confiable, además de medidas de restricción y alejamiento del victimario, y lo mejor, la sociedad sufrió una concientización de que la violencia contra las mujeres es un crimen.

Con Dilma Rousseff se creó una ley para castigar el feminicidio como un crimen de odio hacia las mujeres. La expresidenta destituida agregó dos causales a la interrupción legal del embarazo: malformaciones del feto y cuando la vida la mujer corre peligro.

Derechos que ahora podemos perder, insiste.

Luego plantea que una mujer en la Presidencia de la República es importante. La presencia de Rousseff se notó, pudimos comprobar lo que podemos alcanzar las mujeres con mujeres en el gobierno.

El retroceso está en marcha
Ana Carolina Costa Lacerda añade que el retroceso está en marcha: se han empezado a prohibir todas las gestiones de género.

Un ejemplo de ello es el proyecto "escuela sin partido", en las que está prohibido cualquier discurso de cuño político por parte del profesorado y los derechos humanos de las mujeres pueden ser encuadrados dentro de esa práctica.

En algunos congresos municipales son vetadas las discusiones que contienen la palabra género y en varios planes municipales de educación se prohíbe mencionar la ideología de género.

Es preocupante, afirma, mientras le recuerdo la imagen de la noticia que dio la vuelta al mundo sobre una adolescente violada por 33 hombres.

Dice que aunque es un caso aislado, la violencia sexual es un asunto común en Brasil, y sucede en todos los estratos sociales.
Recuerda que en ese país la cultura de la violación fue instituida por la dictadura militar que en 1964 se instauró en Brasil a lo largo de 21 años. Incluso Dilma (Rousseff) fue torturada.

Hoy, después de aquel Estado misógino y que Dilma volvió a calificar como tal en este siglo XXI, se sigue culpando a las mujeres que sufren una violación sea dentro del matrimonio o como sucede a muchas niñas y adolescentes violadas sexualmente por algún familiar dentro de sus casas.

Aunque la violencia sexual no tiene justificación de esa manera, la gente "la justifica", dice haciendo con sus manos las comillas.

En el caso de la violación tumultuaria a la adolescente, muchas personas decían que a ella le había gustado y otros ponían por delante que estaba involucrada en drogas, pero no existe ninguna justificación contra una violación sexual.

En Brasil, dice, la legislación castiga con penas severas la violencia sexual pero muchas veces no es suficiente frente a la cultura, resulta contradictorio. Explica el caso de una menor de 12 años violada y embarazada por su padre, al final el fiscal terminó diciendo que a la niña le gustó la relación sexual con su padre y por tanto debía seguir con el embarazo, negándole el derecho al aborto.

La esperanza
La interna de Relaciones Internacionales de Camtra guarda algo al final.

El proceso contra Dilma (Rousseff) ha generado un movimiento masivo en las calles, del cual podrían surgir nuevos liderazgos que, en dos años más, cuando sean las elecciones presidenciales de Brasil, podrían tener alguna consecuencia, pues hay muchas mujeres con un gran protagonismo.

Por Soledad Jarquín Edgar
([email protected])

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