La Habana, agosto (SEMlac).- Aunque en Cuba la mortalidad masculina sigue siendo mayor en cifras totales en los últimos años, las muertes femeninas han crecido, aunque en montos pequeños.
En 2000 las muertes de mujeres representaban poco más de 44,9 por ciento de las muertes totales del país, frente a 55 por ciento en el caso de los hombres, según datos del Anuario Estadístico de Salud de 2015, publicado este año por el Ministerio de Salud Pública (Minsap).
Sin embargo, al cierre de 2015 estos porcentajes eran de poco más de 53,9 por ciento en el caso de los hombres y 46 por ciento en las mujeres, lo que evidencia que aun cuando el peso de la mortalidad sigue siendo masculino, las muertes femeninas han crecido uno por ciento, mientras las masculinas han disminuido en igual porcentaje en los últimos 15 años.
Según la doctora Reina Fleitas Ruíz, del Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana, el incremento de las muertes femeninas se produce en edades diferentes a los hombres: fundamentalmente después de los 60 y más aún de los 65 años.
En tanto, la mayor mortalidad masculina se concentra entre los 50 y 60 años, explicó en el taller "Género, sexualidad y vida cotidiana. Dilemas del último decenio", realizado el pasado marzo en La Habana.
Al igual que en el caso de la fecundidad, la mortalidad se considera baja en la isla y, a la par, existe una alta esperanza de vida al nacer, cercana a los 80 años para ambos sexos.
Pero en los últimos años su tendencia es al aumento, un hecho que está directamente relacionado con las bajas tasas de fecundidad acumuladas desde finales de la década del setenta, una alta migración externa y un agudo envejecimiento demográfico, situación que se corresponde con la de muchos países desarrollados.
Si en 2000 la tasa bruta de mortalidad era de 6,8 fallecimientos por cada mil habitantes, en 2015 ya había crecido a 8,9 por cada mil, en un país cuya población tiende a decrecer.
Sin embargo, especialistas en Demografía alertan de características particulares del caso cubano.
Un rasgo distintivo en la llamada transición de la mortalidad en Cuba "es que tal situación fue alcanzada en condiciones de subdesarrollo", lo que confirma cierta independencia entre el grado de desarrollo económico del país y el incremento de la capacidad de supervivencia de la población, asevera el doctor Juan Carlos Albizu-Campos, investigador del Centro de Estudios Demográficos (Cedem), también de la Universidad de La Habana.
Albizu-Campos identifica otros "comportamientos singulares" de la mortalidad cubana en su artículo "Un marco ara el estudio de la mortalidad en Cuba", publicado en la edición de enero-junio de 2015 de la revista digital Novedades en Población, del Cedem.
En primer lugar, aun cuando en naciones con indicadores demográficos similares a los de Cuba, la esperanza de vida de las mujeres suele ser superior a la de los hombres a veces hasta en ocho años, aquí esa sobrevivencia femenina "apenas superó en algunos momentos los cuatro años, sin que se haya producido una explicación comprensiva de ese fenómeno", advierte el experto.
Para Albizu-Campos, además, "el segundo signo distintivo es la persistencia de una sobremortalidad evidente de las mujeres en varias causas de muerte como la diabetes mellitus, las enfermedades cerebro-vasculares, psicosis, las caídas accidentales y otros accidentes no asociados a la circulación, junto a los tumores malignos del aparato génito-urinario".
El demógrafo también destaca el papel jugado por las cubanas en el incremento en el país de la mortalidad relacionada al consumo de tabaco y de alcohol. Todo ello se suma a la acción de otras enfermedades de incidencia esencialmente femenina, tales como las causas de muerte obstétricas, el tumor maligno del cuello y de otras partes del útero, y el de mama.
En línea con este demógrafo, Fleitas confirmó durante el citado taller "un crecimiento ligeramente superior de las mortalidad por enfermedades cardiovasculares" entre las cubanas, y también un crecimiento "sensible" de la mortalidad por diabetes mellitus en este grupo de la población.
"Las enfermedades crónicas y degenerativas que provocan muerte prematura y pérdida de la calidad de vida impactan doblemente en las mujeres, por el número creciente que las viven, pero también por ser las cuidadoras de quienes las padecen", alertó Fleitas aludiendo a una situación agravada por el envejecimiento demográfico.
En un contexto social con una fuerte herencia machista, como el cubano, la sobrecarga de las tareas domésticas sigue pesando sobre los hombros femeninos, incluidas aquellas que implican el cuidado de infantes y personas mayores, a menudo en detrimento de la salud de quienes ejercen de cuidadoras.
Para Fleitas, mirar la mortalidad y la morbilidad de la población cubana desde un enfoque de género, territorial, por color de la piel, entre otros elementos, resulta imprescindible para prevenir causas de muerte y mejorar el estado de salud, sobre todo de las mujeres.
Por Dixie Edith
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Cuba: Mortalidad masculina y femenina con marcadas diferencias
27
de Agosto
de
2016
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