Incluso la violación de una menor se equipara al matrimonio cuando la afectada tiene menos de 15 años.
"La ley contempla que, en caso de violación por equiparación, cuando se trata de una niña menor de 15 años y el caso de que esta haya dado su consentimiento para la cópula y no concurra modificativa, la edad requerida para contraer matrimonio es de 13 años", señala el código civil.
Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), explica que los matrimonios infantiles en la actualidad se permiten en 25 estados, uno de ellos el Estado de México.
"En el apartado jurídico tenemos todavía mucha complicidad machista que hace que estas cosas persistan. "Tenemos una cultura machista en el ámbito rural y urbano, pero sobre todo en el rural, que considera a las niñas y mujeres como propiedad del varón", expresó.
El pasado mes de febrero, el Senado de República llamó a los congresos estatales de 25 entidades, entre ellas el del Estado de México, a reformar sus códigos civiles y demás disposiciones aplicables para elevar la edad mínima para contraer matrimonio a los 18 años, sin ninguna excepción.
Seis meses después, la ley sigue sin cambios y ninguna iniciativa se ha presentado en esta entidad.
"Me casé a los 15 años porque me embaracé. Mi novio entonces tenía 21. Nuestros papás organizaron todo muy pronto y tuvimos una fiesta muy bonita", recuerda Elizabeth, una joven del municipio de Capulhuac.
Ella dejó de estudiar, tiene tres hijas y un esposo que atiende un local de maquinitas.
La historia de Irene es similar, solo que ella decidió irse con el novio, al cumplir los 16, por la violencia que había en su casa.
"Vivía en Ecatepec y había problemas en mi casa, mi papá tomaba mucho. La verdad es que no me dio miedo hacer mi propia familia", comenta esta joven que ahora tiene 22.
El sociólogo mexiquense Francisco Paredes explica que en la entidad con 125 municipios, que alberga las dos zonas metropolitanas más grandes del país, existen grandes concentraciones poblacionales y serios problemas de violencia, específicamente violencia contra las mujeres en sus casas. Muchas niñas salen de sus hogares buscando un afecto que no encuentran en casa, señala.
Y el matrimonio, en estos casos, se da en edades tempranas y por un embarazo previo, pues sigue siendo una forma de "restablecer el orden familiar", explica el sociólogo.
En el caso de las comunidades indígenas y en los cinturones de pobreza del norte del Valle de Toluca, el matrimonio infantil es una práctica relacionada con la marginación, pues las niñas se ven orilladas a salir de sus casas.
En contraste, en la región sur, indica Paredes, donde hay comunidades colindantes con Michoacán y Guerrero, con altas tasas de migración juvenil hacia Estados Unidos, el matrimonio infantil no es tan frecuente.
Por su parte, el antropólogo social Carlos Fuentes asegura que el matrimonio infantil se presenta, sobre todo, en aquellos hogares donde los padres, a su vez, se casaron antes de los 18 años.
"Los padres trasmiten este tipo de cultura a sus hijos", `precisa.
Durante 2014, en el Estado de México se registraron 3.161 matrimonios de niñas. De ellos, 149 eran menores de 15 años y 3.012 de niñas de 15 a 17 años, la mayoría de los casos están vinculados a un embarazo previo.
Matrimonios infantiles en la entidad
El dato más reciente del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) revela que, hace tan solo dos años, 16 niñas de solo 13 años contrajeron matrimonio ante el registro civil en la entidad.
El mismo año, 133 niñas de 14 años formaron una familia y 457 niñas de 15 años. La cifra de menores de edad casadas con 16 años aumentó a 1.021 y a 1.534 para las de 17 años.
Según estadísticas de ONU Mujeres, a nivel nacional 21 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años de edad se casaron antes de cumplir los 18 años. En el Estado de México esta cifra es de 18,3 por ciento.
En muchas comunidades indígenas en la entidad prevalece el matrimonio infantil, señala el antropólogo social Carlos Fuentes, quien explica que persiste la idea de que una hija es una carga y, si tiene varones, aportará a la familia.
"Por ello buscan casar a las niñas pronto, para quitarse un gasto".
En Toluca, uno de los municipios donde más matrimonios infantiles se registran, se asienta un grupo importante de la etnia otomí.
Rigoberto Valdés Martínez, indígena otomí que vive en San Andrés Cuexcontitlán, en Toluca, dice que esta práctica es normal en su comunidad.
"Es muy común que los jóvenes y las muchachas de 13 a 15 años se empiecen a hacer novios. Ahí comienza una presión de los padres, hay esa creencia de que si no te casas joven, no te vas a volver responsable. En los hombres se piensa que, si no se casan pronto, se van a hacer vagos o se van a dedicar al alcohol".
Agrega que muchos comienzan entonces su vida sexual a temprana edad, sin información, y las niñas tienen embarazos no planeados.
"Cuando eso pasa, pues se juntan, esperan a que nazca el bebé y luego pues esperan a tener dinero porque acá si te casas hay que hacer una fiesta grande, hay que ir a la iglesia y hay que invitar a los de la comunidad; de otra forma, si solo se casa por el civil, es como si no valiera".
Rigoberto Valdés sostiene que el matrimonio a temprana edad genera en las parejas un tipo de estatus como de personas "responsables". Incluso, quienes no se han casado a temprana edad y quienes no ha cumplido con los ritos de la boda, ni siquiera son considerados para desempeñar algunos roles en la comunidad.
Valdés es coordinador de una biblioteca autónoma denominada el Cantón Libertario, cuya finalidad es acercar a las y los jóvenes de su comunidad con el arte.
"Nos aferramos a este espacio para lograr un cambio social. Queremos que las y los jóvenes vean que hay otras cosas, que no basta con acabar la secundaria, que puedan leer, que puedan aprender a bailar, a cantar, a tocar algún instrumento, en fin. Yo creo que así podemos hacerles ver que hay otras oportunidades que van más allá de solo casarse".
Gloria Valdés, hermana de Rigoberto, una indígena otomí, añade que sus amigas comenzaban a "irse" con los novios desde la primaria. "En secundaria es muy común ver que las mujeres dejan sus estudios, se van porque se embarazan y al poco tiempo tiene ya dos o tres hijos".
La prevención
Wendy tiene 14 años y vive en unión libre con su novio. No ha tenido hijos ni se ha embarazado, pues acudió a la Unidad de Medicina Familiar 22 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Toluca, para elegir un método anticonceptivo.
"Nos llevábamos muy bien. No soy la única, hay más chavas que a mi edad ya se juntan, no es nada del otro mundo. Mientras todo vaya bien, todo es bueno. Quiero terminar mis estudios en medicina forense. Los dos nos apoyamos, estamos juntos desde hace cinco meses, él tiene 18 años".
Según personal del IMSS, en la entidad se han impulsado grandes esfuerzos para prevenir los embarazos en adolescentes. Algunas jóvenes acuden a pedir información, sobre todo aquellas que ya han tenido al menos un bebé.
Ana Cristina Gallardo, médica pasante de la UMF, 22 señala que aproximadamente 25 por ciento de las pacientes que acuden para elegir un método anticonceptivo son menores de edad.
"Vienen solas o con sus parejas, casi nunca con sus madres. Algunas buscan algún método anticonceptivo cuando ya han tenido un bebé. Algunas no quieren cuidarse porque sus parejas o sus suegros quieren una familia más grande, pero tratamos de informarlas", dice la profesional.
Esta tarea de prevención e información se hace también en coordinación con las autoridades municipales.
Ana Aurora Muñiz, síndica del municipio de San Mateo Atenco, explica que se realizan esfuerzos para terminar con el embarazo en adolescentes y el matrimonio infantil. "Tenemos la obligación de hacer políticas públicas integrales. Difundimos y nos alineamos a la estrategia federal, por ejemplo, con la campaña Cómo le hago.
"Hay mucho por hacer, pero estamos convencidos de que, con la unión de esfuerzos de los tres niveles de gobierno, podremos combatir esta situación", expresó.
Por Gabriela Ramírez
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