Mujeres, niñas y niños más vulnerables luego del terremoto

25 de Abril de 2016
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Quito, abril (SEMlac).- Tras poco más de una semana del sismo de 7,8 que ha dejado devastadas varias provincias ecuatorianas, mujeres, niñas y niños conforman los grupos poblacionales más vulnerables, que con mayor frecuencia sufren discriminación y violencia.

Constantes noticias de medios locales, nacionales e internacionales dan cuenta de la devastación, la muerte, las ayudas solidarias, la labor de rescatistas y las medidas gubernamentales, pero poco o nada encontramos relativo a qué se está haciendo para enfocarse en las necesidades específicas de estos y otros grupos vulnerables.

Solo con el paso de los días, algunas campañas, resultado de iniciativas individuales y organizaciones sociales, comenzaron a solicitar productos específicos para mujeres, como toallas sanitarias.

Pero, más allá de la cuestión prioritaria e imprescindible de abastecer de alimentos y vituallas elementales a quienes han perdido todo en este desastre, incluso sus familias, es importante tomar en cuenta las posibles situaciones de inseguridad a las que pueden enfrentarse.

Desde las redes sociales, varias personas y organizaciones han comenzado a alertar acerca de la vulnerabilidad de niñas y niños, algunos de los cuales han quedado solos y están más expuestos a posibles hechos de violencia.

Las condiciones de los sitios donde están albergados, quién se hace cargo de ellos, la ausencia de atención sicológica y las precarias condiciones en las que viven pueden incrementar los riesgos.

Solo en el cantón Muisne, a 50 kilómetros al norte del epicentro del sismo, un análisis preliminar muestra que cerca de 2.000 niñas y niños no tienen acceso a educación, de acuerdo con una publicación de la Unesco en la red social Facebook.

Varias instituciones suman sus esfuerzos para garantizar la protección infantil, entre ellas Unicef, que según el diario El Comercio labora para agilizar el retorno a clases de unos 80.000 niños y niñas, debido a que 146 escuelas fueron afectadas por el terremoto.

Citada por este medio, María Cristina Perceval, directora de la entidad de Naciones Unidas, precisó que "esta, al igual que la mayoría de las catástrofes humanitarias, afecta de particular manera a las poblaciones más vulnerables, como está siendo el caso de los más de 150.000 niñas, niños y adolescentes que han perdido o han visto heridos a sus seres queridos, han perdido sus casas, se ven privados del acceso a agua potable y saneamiento, se sienten desorientados o incluso con miedo".

Campañas impulsadas por redes sociales orientan respecto a qué hacer ante casos de violencia e informan cómo manejarse en situaciones de este tipo.

Activistas como Rocío Rosero e integrantes de la Fundación Causana y del Frente Ecuatoriano por la Defensa de los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, entre otros, mantienen una constante actividad en función de indicar medidas preventivas en los albergues, cómo enfrentar situaciones de violencia sexual y en apoyo a la comunidad LGBTI de las comunidades afectadas.

En la página de Onu Mujeres consta la disposición de la entidad, al declararse "a disposición de las autoridades ecuatorianas a fin de colaborar, como parte del sistema de Naciones Unidas en el país, para garantizar que las necesidades diferenciadas de mujeres y niñas durante los procesos de respuesta inmediata, mitigación y reconstrucción sean debidamente atendidas, así como el derecho de las mujeres a liderar y participar en estos procesos".

La web del Consejo Nacional para la Igualdad de Género dedica también un espacio a indicar las donaciones específicas de acuerdo con las necesidades femeninas y que contribuyen a mejorar sus condiciones de vida.

Más de 600 muertos y 8.000 heridos, además de varias ciudades destruidas, es el saldo que ha dejado en Ecuador el sismo de 7,8 que afectó al país el pasado 16 de abril. Atender las prioridades de grupos poblacionales sensibles debe estar también entre los objetivos principales de todas las acciones de atención, cuidado e incluso reconstrucción en las zonas afectadas. Por: Karina Escalona