El artista plástico, quien exhibió su obra “Marañas” en la galería Le Laboratoire, comentó en entrevista con Notimex, que hay muchas maneras de hablar sobre el mercado del arte; por un lado está la moda, que implica el mercado que siempre ha marcado cosas y cuando hay una cuestión comercial puede imperar eso.
Por otro lado, México ha crecido mucho a nivel de variedad de galerías y coleccionistas, aunque hay algunos que no les va bien y otros sí, y aseguró que “como artista plástico, siempre he ido mejorando, aunque ha habido épocas muy malas”.
“Siento que el mercado del arte sí ha crecido en México, todo ha aumentado de alguna manera, hay más artistas, más coleccionistas y más galerías”, afirmó Núñez.
También se ha incrementado la realización de ferias como la misma Maco, que ha multiplicado esa cuestión, y ha influido el éxito de algunos mexicanos fuera del país, aunque aquí se tiene una tradición pictórica muy grande desde hace tiempo, refirió.
Creador Mario Núñez aseguró que el mercado del arte en México ha crecido de manera sustancial por moda.Núñez, quien ha expuesto en varios espacios de la Ciudad de México y del extranjero, expresó que “puedo vivir de esto, aunque no puedo hablar por todos, pero sí hay muchos artistas que viven de su obra, lo que habla de un mercado, de una oferta y de una demanda”.
Es importante, apuntó, que el artista tenga una relación con una galería, porque aunque hay otros que son muy buenos para vender sus propias obras, otros no son buenos para eso, por lo que deben tener alguien que los represente y que además trabaje para la obra.
Por lo que es importante que haya una conexión entre todos, galerías, museos y coleccionistas para que haya un movimiento real, no ficticio, aseveró el artista plástico.
Cuestionado sobre si es justo para el artista la venta de su obra, Núñez expresó que en las grandes capitales de arte en el mundo como Nueva York o París, se puede decir que no es justo el 50 por ciento para el galerista.
“Pero todos los actores o los artistas en el mundo tienen un representante de alguna manera para eso, para que puedan estar dedicados a su arte y tener alguien que se dedique a comerciar”, comentó.
"Puede sonar injusto porque se divide 50-50, antes era 30 o 20, esto ha ido creciendo, pero también como los precios han ido subiendo es mucho más difícil vender”, apuntó Núñez.
Ejemplificó que hay galerías en Nueva York, Estados Unidos, que cobran 60 o 70, pero para obras de un millón de dólares, “por lo que estamos muy lejos, muy lejos”.
Respecto a cómo el artista valúa su obra para venderla en el mercado del arte, el maestro Núñez aseveró que desde que uno empieza a vender, comienza a ver a sus contemporáneos, es como una especie generacional.
“También depende de la demanda, si empiezan a pedir más cuadros, comienzan a subirle, porque hay más gente que quiere, pero inicia con un precio por decirlo estándar, pero empieza con una cuestión generacional”.
Núñez mencionó que uno de los mercados de arte y que tiene una tradición es San Ángel, en la Ciudad de México, aunque se maneja de manera más turística, pero hay artistas que han salido de ahí bajo na cuestión de hacer obra para vender.
“Uno como artista no puede pintar para vender, porque si estás pintando para vender estás mal, tu no debes pensar cuánto vale tu cuadro o lo que estás haciendo, yo pinto para lograr hacer un cuadro que sea el mejor, es decir, es un cuadro que nunca llega, la mejor obra que nunca va a llegar y nos vamos a morir con esa sensación”, manifestó.
El creador habló también de otro mercado que siempre mira el coleccionista y que son las casas de subastas, que es otro mundo, en donde se marcan muchos precios en grandes subastas, pero hay artistas plásticos que meten su obra a estas iniciativas, en una muestra de las variantes que existen para el arte.
En general, añadió, el mercado de arte en México ha crecido, la moda impera en un sentido tonto a veces, pero siempre hay otros mundos, otras posibilidades reales que si existen, de gente que trabaja seriamente y que puede vender su obra.
Por último, Mario Núñez consideró que la gente que compra arte es gente de dinero, pero ahora los interesados también son los hijos de los coleccionistas, quienes desean tener obra en sus nuevas casas y eso abre la posibilidad de vender más.