Esas portadas le abrieron las puertas del mundo de la moda y fueron la piedra angular sobre la que se construyó una polifacética carrera que le ha llevado a sentirse incómoda ante la etiqueta de 'maniquí'.
"No sé por qué me pasa algo así, porque no hay nada de malo en ello. Es solo que me resulta raro. Me parece que es lo último a lo que me dedico ahora, o que directamente que ya no me dedico a ello", se justifica en declaraciones al portal Bustle, pero matizando que no reniega en absoluto de su pasado como modelo mientras al mismo tiempo, curiosamente, evita pronunciar esa palabra.
"Nunca me ha ofendido que se me considere como tal. En todo caso me resultaba raro. Recuerdo que una vez estaba en un avión y el hombre sentado a mi lado me pregunto a qué me dedicaba. Empecé a dudar y acabé inventándome algo porque nunca he sido capaz de decirlo en voz alta, ni siquiera cuando aún lo era. Es que nunca me sentí una, y además siempre estaba haciendo algo diferente a la vez que también me gustaba", admite.
Por el momento Chrissy no ha decidido qué profesión incluir en el primer puesto de su carta de presentación, pero tampoco tiene prisa por decidirlo.
"Jamás pensé que sería una de esas 'personas barra': presentadora 'barra' esto 'barra' lo otro", bromea. "Aún no sé qué soy y siento que aún estoy aprendiendo sobre mí misma y sobre lo que quiero hacer, pero también me parece que estamos en una época en la que la gente tiene un montón de títulos diferentes y no tienes que aferrarte a una sola cosa. Me siento orgullosa de tener múltiples trabajos cuando antes me habría aterrado la idea, me habría parecido que no tenía ninguno", reconoce.