Una teoría que no había dejado de cobrar fuerza desde que la actriz Leah Remini, quien abandonó este polémico culto en 2013, asegurara haber visto a la artista -sin su marido- en uno de sus principales centros de reunión en Estados Unidos.
"He estudiado algo de Dianética [una de las bases teóricas de esta creencia] y aprecio las ventajas del estudio de la tecnología, pero eso no significa que me haya pasado a la Cienciología".
"Mi ética y moral se basan en la bondad humana y, ante todo, creo que cada uno tiene derecho a determinar quién es y en qué cree. Nadie tiene el poder de decidir por los demás", escribió visiblemente enfadada.
Para ilustrar su argumento y, sobre todo, su convicción de que todas las religiones y corrientes espirituales ofrecen lecciones positivas para el día a día.
Jada ha acompañado su publicación de varios ejemplos con los que dejar claro que la comprensión de lo diferente no implica necesariamente una adhesión total a sus ideas.
"Hace poco estuve encendiendo varias velas con el rabino Bentley en el Templo Sinaí, y eso no me convierte en judía. También he rezado en muchas mezquitas alrededor del mundo y tampoco puedo decir que sea musulmana".
"He leído pasajes del Bhagavad Gita y no soy hindú, como tampoco soy budista por haber meditado y cantado en algunos de los templos más espectaculares del mundo", reza su alegato en favor de la tolerancia y el entendimiento interreligioso.