Tradición navideña llega con “El Cascanueces” al Auditorio Nacional

17 de Diciembre de 2016
Guardar
el-cascanueces
el-cascanueces
México, 17 Dic (Notimex).- La tradición navideña llegó a los corazones de niños y adultos a través del cuento clásico “El Cascanueces”, que la Compañía Nacional de Danza (CND) presentó en el Auditorio Nacional, acompañada de música en vivo.

La agrupación que dirige Mario Galizzi interpretará la versión íntegra del afamado ballet con coreografía de Nina Novak, basada en la original de Lev Ivanov y música de Piotr I. Tchaikovsky, del 16 al 23 de diciembre en el coloso de Reforma.

La CND, la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la dirección de Srba Dinic, así como niños y jóvenes de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del Instituto Nacional de Bellas Artes mostraron un despliegue de talento y técnica que transportó al público a ese maravilloso cuento navideño.

El espectacular árbol de Navidad y un enorme sillón, elementos esenciales de la escenografía, sin dejar a un lado los dos grandes soldaditos de plomo colocados uno en cada extremo que fueron los encargados de abrir el gran telón, ante el asombro de niños y niñas, envolvieron la atmósfera.

La historia comienza en la víspera de Navidad, cuando se hacen los preparativos para la gran noche en casa de la pequeña “Clara” que se encuentra toda la familia y amigos. Los niños desfilan por el salón ante el árbol de Navidad que despide destellos de luces y se encuentra rodeado de regalos para los concurrentes.

La pequeña “Clara” tenía suerte de que su padrino fuera el juguetero Herr Drosselmeyer, quien fabricaba maravillosos juguetes para ella y su hermano Fritz.

Drosselmeyer llega con sus mágicos obsequios: un arlequín, una colombina y un moro, que danzan para deleite de todos. Clara queda maravillada con el espectáculo de los juguetes y quiere que sigan bailando toda la noche, pero sus padres le explican que su actuación ha terminado.

La niña entristece, y al ver sus lágrimas Herr Drosselmeyer le entrega un juguete que ha creado para ella: un cascanueces que luce pequeño junto a los enormes muñecos bailarines; al verlo, Clara deja de llorar. Fritz, su hermano, disgustado por no tener un obsequio, arrebata el cascanueces a Clara y lo rompe.

Drosselmeyer repara el muñeco y el padre de la niña lo coloca junto al árbol, donde estará a salvo. Se hace tarde y todos bailan la última danza. Se despiden y las luces se apagan, para luego ver al rey de los ratones y al cascanueces.

El público disfrutó de este bello espectáculo de ballet, pero también lo hizo desde que entró al coloso de Reforma, pues en la explanada de este se colocaron soldaditos de plomo para que los niños y niñas se tomaran la foto del recuerdo con toda la familia.

Archivado en