El lanzamiento de globos estratosféricos no es una práctica nueva en México, pues existen diferentes aplicaciones y usos de ellos, indicó el coordinador general de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico Espacial de la AEM, David Muñoz Rodríguez.
En entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Muñoz Rodríguez ejemplificó que en los aeropuertos mexicanos es común lanzar globos estratosféricos para monitorear la dirección en que corre el viento.
La misma tecnología se puede utilizar para llevar a cabo observaciones de otro tipo, incluso para probar satélites.
“Si yo estoy desarrollando un satélite, probablemente antes de lanzarlo en un cohete, en el que tiene un costo elevado hacer varias pruebas, puedo probarlo desde un globo”, explicó.
El coordinador general de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico Espacial de la AEM, sostuvo que la idea es averiguar cómo tener una red nacional que funcione de forma coordinada.
Además del lanzamiento de globos estratosféricos, la AEM promueve el desarrollo de tecnología espacial para monitoreo del territorio mexicano a través de diferentes aplicaciones, las cuales van desde seguridad hasta la agricultura.
A pesar de que ya existen empresas privadas dedicadas a ofrecer servicios de monitoreo, Muñoz Rodríguez aclaró que el objetivo de la AEM es ampliar las capacidades en materia de tecnología espacial del país, para lo que se realizan estudios experimentales en varias universidades.
El coordinador indicó que el monitoreo en media resolución tiene como campo de acción los desastres naturales, la agricultura, la biodiversidad, los recursos naturales y el cambio climático, mientras que el de alta resolución es aplicable en labores de inteligencia, estimación de recursos e información estadística.
Como parte del Festival del Conocimiento 2017, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Muñoz Rodríguez dijo que algunos retos a los que se enfrenta el país en el ámbito espacial son el medio ambiente, la brecha digital, el cambio climático, la ciberseguridad y la basura espacial, entre otros.