Love me Kosher: Un paseo por la visión más liberal del sexo en el judaísmo

09 de Julio de 2022
Guardar
0f7ad795-33d1-4dc9-a282-b0c73f550157-hd-web

Viena, 9 jul (EFE).- Juguetes sexuales "kosher", rabinas y rabinos gays o plegarias en apoyo a los homosexuales hacen del judaísmo, o de algunas de sus corrientes, una religión más tolerante que otras confesiones, según defiende una exposición del Museo Judío de Viena.

"Love me Kosher", que se puede visitar hasta el 13 de noviembre, muestra cómo la falta de una autoridad religiosa central ha favorecido la aparición de corrientes y comunidades más tolerantes con la sexualidad, el feminismo o el movimiento LGBT.

La discrepancia entre estas comunidades, especialmente entre la ortodoxa y la liberal, es notable en cuestiones como el sexo "kosher", el término que define lo que es aceptado o correcto según los principios del judaísmo.

TRADICIÓN VS. PROGRESO

"El judaísmo es una religión muy antigua y patriarcal", remarca en declaraciones a Efe Julia Windegger, comisaria de la muestra.

Las corrientes más liberales han roto con esta tradición al permitir a las mujeres ser rabinas o defender la unión de parejas homosexuales.

Este tipo de prácticas, según la comisaria, sitúan al judaísmo como una religión "mucho más abierta que el cristianismo".

Por ejemplo, la comunidad vienesa de Or Chadasch sigue el ejemplo de Tel Aviv (Israel), famosa por su tolerancia en términos de orientación sexual, y mantiene una actitud más progresista hacia la homosexualidad.

"Aunque en el judaísmo actual existe una gran discrepancia entre los estrictos conceptos morales de la ortodoxia y la vida abierta del judaísmo liberal, la gente se alegra del valor positivo de la sexualidad en la tradición judía", subrayan desde el Museo Judío de Viena.

La exposición reúne más de 200 fotografías, juguetes eróticos y pinturas -entre las que destacan un Picasso-, que ofrecen al público un viaje desde la creación del mundo según la Torá, el libro sagrado del judaísmo, hasta los últimos debates sobre la sexología, el matrimonio y la comunidad LGBT.

"Love me Kosher" describe esa visión positiva del sexo en la serie de fotografías sobre fiestas LGBT para judíos, en los cuadros eróticos del pintor austríaco Arik Brauer y en entrevistas en vídeo con rabinos.

A esta selección artística y audiovisual le acompaña una sección de juguetes eróticos de la tienda Kosher Sex de Tel Aviv, que incide en la tolerancia del judaísmo con el sexo.

MISMA RELIGIÓN, DIFERENTES VALORES

En esta línea, como cuenta Windegger, aunque la Torá es prohibitiva en algunos aspectos, como en la unión homosexual, la rama liberal "no lo toma al pie de la letra"

Tampoco lo hace respecto a los anticonceptivos, pues los grupos más progresistas abren la puerta a su uso, especialmente si existe el riesgo de contraer una enfermedad sexual.

Por el contrario, los rabinos ortodoxos sí que rechazan algunas prácticas sexuales incluso en el matrimonio, como el uso del preservativo, al considerar "que desperdician el semen", según señala Windegger.

Sin embargo, permiten el uso de la píldora o el DIU al no suponer una barrera para el esperma y garantizar "el deber que tiene el hombre de satisfacer sexualmente a la esposa".

FEMINISMO JUDÍO

Precisamente, la religión judía intenta justo saltar cualquier barrera durante el sexo, que se practica "completamente desnudos", sin distancia entre la pareja.

Esta idea contradice el falso mito de que los judíos tienen relaciones a través de una sabana con un agujero, una idea que, según Windegger, es totalmente opuesta a la "unión intensa" que se requiere en el matrimonio.

Esta unión se rompe durante la menstruación, un período en el que los ortodoxos sentencian que hombres y mujeres tienen que estar separados y sólo podrán reunirse cuando la mujer, tras finalizar su periodo, se sumerja en el "mikve" o baños de purificación.

De acuerdo con la comisaria, las mujeres trabajan cada vez más para dejar este tipo de prácticas en el pasado.

"En todas las ramas del judaísmo existe un feminismo judío que tiene como objetivo equiparar el estatus religioso, legal y social de la mujer con el del hombre", explican desde el museo vienés.

Como recuerda Windegger, el Talmud, un código civil y religioso, y la Torá, la doctrina judía, han sido escritos por hombres, por lo que es normal que las mujeres cuestionen estas normas.

Por ello, anima a los creyentes a "coger estos libros y pensar en cómo utilizarlos para las nuevas generaciones".