Merkel retoma las riendas, entre la agenda europea, la pandemia y su sucesión

12 de Agosto de 2020
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Berlín, 12 ago (EFE).- La canciller alemana, Angela Merkel, retomó este miércoles su trabajo tras su receso estival con una agenda intensa que va del calendario de su semestre de presidencia de la Unión Europea (UE) a los repuntes de coronavirus o la definición de quién la sucederá en el bloque conservador alemán.

Las crisis en Bielorrusia y el Líbano se incorporaron a los asuntos del Consejo de Ministros dirigido de nuevo por Merkel.

"Las presiones a Svetlana Tijanóvskaya confirman nuestros peores temores sobre la atmósfera que se vive en Bielorrusia", afirmó el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, sobre el exilio de la líder opositora en Lituania.

Tijanóvskaya está desde ayer en territorio de la UE y ello convierte su situación en tema ineludible para su diplomacia.

El ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, visitó este miércoles otra "zona cero", Beirut, para apremiar desde ahí a llevar adelante unas reformas "que cualquiera en el Líbano ve como ineludibles".

El socialdemócrata Maas será el anfitrión de la reunión informal de titulares de Exteriores de la UE en Berlín, los próximos días 27 y 28. También esa semana tendrá lugar la de Defensa, mientras que a principios de septiembre será la del Ecofin (ministros de Economia y Finanzas) y la del Eurogrupo.

LA PANDEMIA, EL TEMA QUE ENGULLE AL RESTO
El semestre alemán retoma así la agenda abierta en julio, con la lucha contra la pandemia -y contra sus devastadores efectos sobre la economía- como asunto implacablemente dominante.

Merkel -junto con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel- tuvo que emplearse a fondo hasta lograrse cerrar el fondo para la reconstrucción post-pandemia. Fue una cumbre histórica tanto por su duración -cuatro días y sus noches- como por el volumen de lo pactado, un fondo de 750.000 millones de euros, más un presupuesto comunitario de 1,074 billones de euros para el periodo 2021-2027. El consenso entre los líderes tropezó luego en el Parlamento Europeo, que reclama mejoras.

No es un tema cerrado, a lo que se suma el repunte de contagios de coronavirus a escala europea, no solo en los países comunitarios más castigados por la pandemia, como España e Italia.

La COVID-19 ha tenido hasta ahora efectos moderados en Alemania: 9.207 víctimas mortales, en un país de 83 millones de habitantes, para el total de 218.519 contagios verificados por el Robert Koch Institut (RKI).

Pero en las últimas semanas han empezado a dispararse los nuevos contagios. De los 300 o 350 diarios de junio se pasó a 800 o 850 en julio y se entró en agosto rozando los 1.000 cada jornada.

Este miércoles se informó de 1.226 nuevas infecciones en las últimas veinticuatro horas, la cifra más elevada desde principios de mayo.

Alemania, país que nunca confinó a su población y que desde junio había ido levantado las restricciones, ve con preocupación tanto los contagios que se producen en su país como los "importados".

Hasta finales de julio, el único territorio de la UE considerado por el RKI "región de riesgo" era Luxemburgo. Ahora se encuentran en esa lista cinco comunidades autónomas españolas -primero entraron Cataluña, Aragón y Navarra; ayer se incorporaron Madrid y País Vasco-, junto a regiones de Bélgica, Rumanía, Hungría y Bulgaria.

La gran mayoría de las alrededor de 130 regiones de riesgo del RKI son terceros países -como Turquía, parte de los Balcanes, Rusia, Estados Unidos, amplias zonas de Asia, África y Oceanía-. Pero Europa está cada vez más presente en esa lista.

LA SUCESIÓN PENDIENTE
A escala de política interna, la atención se ha centrado estos días en la sucesión de Merkel; es decir, en la falta de definición sobre quién luchará por retener el poder en la Cancillería en las elecciones generales previstas para 2021.

Sus socios de coalición, el Partido Socialdemócrata (SPD), pisaron el acelerador y designaron el lunes al ministro de Finanzas y vicecanciller, Olaf Scholz, como candidato para esos comicios.

El bloque conservador ha aparcado la cuestión a diciembre, en que se celebrará el congreso de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y, una semana después, el de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).

Ambas formaciones consensúan desde hace décadas una candidatura común. Hay tres aspirantes oficiales para presidir la CDU: el jefe de gobierno en Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, y dos enemigos internos de Merkel, Friedrich Merz y Jürgen Röttgen.

A ninguno de los tres se les ve perspectivas de prosperar. Laschet ha tenido una gestión errática en la pandemia, en el "Land" (estado federado) más poblado del país y el más afectado por el coronavirus; los otros dos, sin cargos en el partido, están fuera del debate público.

Ha emergido, en cambio, el líder bávaro Markus Söder, a quien se reconoce su buena gestión frente al coronavirus en su "Land". La última vez que un bávaro luchó por la Cancillería fue en 2002, con Edmund Stoiber, que cayó frente al socialdemócrata Gerhard Schröder.

Söder, el segundo político mejor valorado del país tras Merkel, se pronunció por dejar la definición de la candidatura para marzo, pero el acelerón del SPD convierte este calendario en poco viable.

Scholz ha afirmado que no piensa entrar ya en lo que sería una larga campaña electoral y que su propósito es seguir con sus tareas de gobierno.

La relevancia del puesto que ocupa, a escala alemana y de la UE, será inevitablemente una pantalla para su candidatura, mientras el bloque conservador seguiría representado por una canciller en retirada.

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