¿Representan las ciudades inteligentes una problemática para la privacidad de los individuos?

06 de Diciembre de 2019
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smartcity
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Cada vez más se invierte en las ciudades inteligentes o smart cities, con el objetivo de ofrecer a la población espacios 100% conectados y adaptados a las realidades de la era digital, pero ¿hasta qué punto las conocidas ciudades inteligentes son beneficiosas para la población? ¿Qué tan positivo resulta vivir completamente digitalizados? ¿Cómo queda la privacidad de los individuos? ¿Existen límites? 

Si algo ha demostrado esta época es la vulnerabilidad a la que se expone la población al colocar sus datos a disposición de la red, un tema que invita a la reflexión porque si esto ocurre con el suministro de datos, entonces ¿qué pasa cuando estamos inmersos en un mundo totalmente conectado? ¿La vulnerabilidad es mayor? 

Hoy es inevitable hablar de la época tecnológica sin pensar en cómo llegó para facilitar muchos aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, también hay que hablar del riesgo que supone para los individuos la llegada de la tecnología y, más recientemente, la llegada de las ciudades inteligentes, un proyecto que de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas cambiará la vida de 70% de la población mundial para 2050 que -para ese momento- vivirá en urbes totalmente conectadas. .  

Y es que las ciudades inteligentes representan un negocio imparable de grandes dimensiones, cuya inversión ascenderá a los 135.000 millones de dólares para el año 2021, según estimaciones de IDC Research España

Tecnología vs privacidad 
La tecnología no debe colocarse por encima de la privacidad de los individuos porque esto viola un derecho fundamental como es el derecho a la privacidad. Precisamente por eso las ciudades inteligentes son un proyecto con muchos detractores porque colocan en entredicho algo tan sagrado como la intimidad humana. 

Además, han sido cuestionadas por los riesgos que tiene para la democracia al filtrar datos que pueden ser utilizados por políticos a su favor, así como también por implementar sensores para el control extremo de los ciudadanos, algo para nada positivo. 

Sin duda, el hecho de que la humanidad se vuelva más dependiente de la tecnología la hará más vulnerable. La realidad es que las ciudades inteligentes se paralizan sin tecnología porque hay que tener presente que todo funciona a través de la misma: la energía, el transporte, la salud, la seguridad, el manejo de residuos, entre otros. 

Si bien la posibilidad que hoy tiene la población de contar con servicios digitalizados ha permitido facilitar muchas tareas diarias, la implementación de servicios inteligentes pudiera llevar a su colapso por su poca capacidad de independencia. 



Ataques cibernéticos 
El gran riesgo de las ciudades inteligentes proviene de los ataques cibernéticos, ya que éstas  pueden ser controladas en su totalidad por hackers mediante: 

El control de la energía eléctrica. 
El suministro de agua potable. 
El ataque a las comunicaciones como es el caso de los servicios de telefonía y datos. 
La suspensión del alumbrado.
De los semáforos. 
Suspensión del transporte público. 

Todo indica que con las ciudades inteligentes se es más vulnerable en la mayoría de los aspectos porque debido a que la tecnología se convierte en una herramienta indispensable,  absolutamente nada es posible sin el uso de la red. En el caso de los servicios inteligentes, las ciudades son totalmente dependientes de las empresas que se encargan de suministrar dichos servicios, lo más recomendable en este tipo de casos siempre será usar un router vpn para conectar los distintos elementos y así evitar que las comunicaciones puedan verse alteradas. 

Más brechas 
Otro punto en contra son las amplias brechas que se generan al trabajar en este modelo de ciudades porque no todas responden a las mismas realidades y muchas no cuentan con los recursos necesarios para financiar proyectos de tanta envergadura como las ciudades inteligentes. 

Es cierto que a muchos les cuesta tener un inmueble propio generalmente por el alto coste. Si eso ocurre con ciudades actuales, la dificultad es mayor con ciudades inteligentes ya que los inmuebles son más costosos debido a la dificultad que genera el construirlos y mantelos.

Una realidad muy cuestionable de las ciudades inteligentes es que se trata de un proyecto poco amigable con el medioambiente, ya que genera un incremento significativo de residuos electrónicos. 

Por otra parte, el factor tiempo juega un papel importante porque en la era digital se valora  más que en cualquier otra época y, si se dispone de ciudades inteligentes, muchas de las tareas que hoy tenemos se reducirían. El tema está en que se facilitan unas tareas mientras que otras se vuelven más complejas. 

El riesgo de la vulnerabilidad a los ataques cibernéticos, la filtración de datos y, sobre todo, el asalto a la privacidad de la población no dejan de ser aspectos negativos de las ciudades inteligentes. 

¿Acaso el hecho de contar con ciudades inteligentes significa pasar por encima de los límites individuales? En ningún momento, al contrario, la privacidad de los individuos debe estar por encima de todo, incluso de los propios avances tecnológicos. FOTO: PIXABAY

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