La detención de dos sicarios se derivó de la respuesta del Ejército y los elementos estatales, ya que sus balas alcanzaron la cabeza del líder de la banda, quien quedó recostado en la parte trasera de uno de los vehículos en los que perseguían a los representantes de la ley.
Según versiones de los medios locales, los sicarios pretendieron emboscar a los militares y policías estatales en el puente Negro de la calle Victoria, y al verse superados buscaron darse a la fuga hacia el Poniente, sin embargo, al suscitarse la persecución, los uniformados los alcanzaron con los disparos.
Policías y soldados primero controlaron el ataque de una camioneta Ford Raptor, para luego dirigir otro embate contra otra una unidad marca Chevrolet, de color verde opaco, con las leyendas Cartel del Noreste Tropa del Infierno.
Los agresores fueron identificados plenamente como sicarios del mismo Cartel del Noreste, ya que además portaban uniformes negros.
Luego de la balacera los delincuentes, vehículos y armas fueron puestos a disposición del Agente del Ministerio Público, para que inicie las averiguaciones y formule los delitos que se deriven del ataque a las fuerzas armadas.