Sophie Alexander confiesa ser adicta a la adrenalina

24 de Junio de 2019
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México, 24 Jun (Notimex).- La actriz mexicana Sophie Alexander, quien suma más de 15 años de trayectoria, dijo que la actuación se desarrolla en un escenario similar al mar porque cuando el actor se confía demasiado, llega una ola y lo revuelca.

“Esta profesión se vive como en el mar. Nunca puedes estar lo suficientemente confiada porque justo cuando crees que lo tienes todo, viene una ola, te revuelca bien feo y te deja sin respirar”, expresó la actriz.

Después de la revolcada, dice, “la profesión te enseña que la siguiente vez tienes que ir con más precaución y con alarma, que nunca debes de confiar, ni dejar de aprender. Me gusta mucho usar esta metáfora del mar”.

Sophie Alexander, quien ha destacado en proyectos televisivos como Para volver a amar (2010) y Yago (2016), explicó que trabajar con materia humana nunca es predecible del todo.



“Hay partes de nuestro cerebro y nuestras emociones que todavía no alcanzamos a descifrar. Me encanta abundar en eso y, por lo mismo, nunca puedes estar totalmente segura y a tus anchas. La actuación te pide estar alerta y yo soy absolutamente adicta a la adrenalina”, señaló la actriz.




Aunque ha participado en infinidad de producciones teatrales, televisivas y cinematográficas, la actriz asegura que le sigue causando estrés salir a escena.

“Cada vez me pongo más nerviosa, solo espero que no llegue el día en que ya no pueda salir al momento que digan tercera llamada. Cuando es el estreno de una obra, siento que me va a dar un ataque cardiaco, le llaman pánico escénico y lo es porque no puedo con los nervios”, confesó Alexander.

Ya en escena, dice, “siento que apenas si sobrevivo porque los nervios no se me quitan. Siento como un trancazo tremendo en el corazón. En fin, si me muero en escena o en un set de cine, moriré feliz”.

Resaltó que nunca se ha negado a realizar un personaje que le exija cambiar físicamente de manera drástica, como tampoco diría no a un desnudo mientras esté plenamente justificado.

“Si lo que me están pidiendo va de acuerdo a la lógica y el razonamiento del mundo que se quiere ilustrar a través de una película, serie de televisión u obra de teatro, yo me dejo ir completamente porque de eso se trata el juego de la actuación”.

A su parecer, la obligación del actor consiste en vaciarse en contenido para prestárselo al personaje en cuestión.

“Se trata de apasionarse en una nueva forma de ver el mundo, de vivirlo. El hecho de que me pidan raparme el cabello, tiene un porqué, hay una lógica y no es arbitrario cuando la historia está bien escrita, cuando se trata de aportar lo que puedes dar en un proyecto brillante e inteligente”.

En casos así, asegura, “no cuesta trabajo la transformación, ni me da miedo, más bien, la pido a gritos. Sin problemas y con el uso de arnés, me he arrojado desde cinco pisos para lograr una escena. También me he rapado el cabello, me lo he pintado en otro tono y me lo he dejado crecer.

“He engordado y he enflacado. No tengo tema en desnudarme siempre y cuando aporte. Si es así, hago lo que sea”, concluyó.