Gusanos, chía y oro, materiales base para artesanías michoacanas

19 de Marzo de 2019
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Artesanías michoacanas
Artesanías michoacanas
Pátzcuaro, Mich., 19 Mar (Notimex).- En el taller familiar Seshashi desde hace más de 40 años se trabajan las técnicas artesanales laca perfilada y maque, de origen colonial y prehispánico, respectivamente, las cuales requieren un trabajo detallado de muchos meses para lograr piezas de las que pocos conocen su gran valor.

La artesana Erandi Gaspar Ortega comentó que Pátzcuaro es el único lugar que sigue elaborando el maque incrustado, también conocida como laca de Uruapan, técnica de origen prehispánico con la cual incluso se han rescatado piezas que calculan datan de 500 años antes de Cristo.

Mencionó que para estos objetos, comúnmente platones en los que se dibujan flores, paisajes, aves y tradiciones de la entidad, utilizan pigmentos naturales, los cuales se obtienen de los animales, de las plantas, de los minerales y de la tierra, mismos que se procesan y después combinan para obtener toda una gama de colores de cada uno.



“Toda la gama de los azules la obtenemos del azul añil, que es una mata que se da en la zona caliente; la gama de los rojos es de la grana cochinilla, que es una plaga de los nopales; el amarillo se saca de la flor de cempasúchil; el negro es hollín, lo que queda en los comales cuando se hacen las tortillas”, ejemplificó.




Erandi aseguró que su papá, Mario Agustín Gaspar, conocido artesano en la región, sabe a la perfección dónde encontrar los colores de la tierra, por lo que desde chiquitos a ella y sus hermanos los llevaba a obtenerlos.

Para que la tierra se pueda pintar en una pieza requieren de un aceite que también fabrican, el cual obtienen de la semilla de la chía, por lo que con 50 kilos de ésta sacan menos de un litro.

Lo anterior es un proceso complejo: se debe tostar la semilla, se exprime en una prensa que fabricó su papá, en donde cae gotita por gotita por varios días, lo cual debe estar supervisando.

Después se pone a hervir un gusano que se da en la zona caliente, el cual saca una grasa que la vierten en el aceite caliente de la chía, con ajo y la combinación les da finalmente el aceite que utilizan para pintar.

“Tenemos la pieza de madera o batea, y con nuestros dedos y manos le echamos aceite y empezamos a sobarla, después un poco de polvo de tierra con un trapo y se empieza a mezclar y pintar la pieza”, relató.

Para estas piezas lo más común es usar el color negro de fondo para que resalten otros colores encima; sin embargo, el proceso es muy tardado porque la capa debe ser de cierto tamaño y se debe dejar secar por 22 días, tras lo cual van agregando los otros tonos uno por uno y entre ellos se debe dejar pasar el mismo periodo de secado, por lo que una pieza puede tardar hasta un año.

“Cuando mi papá ve que ya está lista, baja la pieza de madera y hace el diseño con un fierro que parece un bisturí con el cual raya la pieza hasta topar con la madera, saca el dibujo y se hace un huequito en donde él aplica el color, por eso se llama maque incrustado, porque incrusta el color”, relató.

Gaspar Ortega aseguró que en la región su familia es la única que elabora el maque incrustado y aunque en Uruapan hay mucha gente que lo trabaja, lo hace de dos formas: “Una la técnica natural con pigmentos naturales y la otra más rápida y comercial, en la que usan yeso y anilinas, se pinta todo más rápido y no hay que esperar los 22 días.

“Mi papá aprendió la técnica del maque como a los 11 años en la escuela, como clases extras, y a los 19, en la Casa de los Once Patios daban talleres y aprendió las lacas. Luego conoció a mi mamá, Beatriz Ortega, se casaron y le enseñó a trabajar la laca, después nos enseñaron a sus hijos”, relató.

Para que a la gente no “le den gato por liebre”, Erandi dice que se puede distinguir porque las otras personas usan en sus artesanías aceite de linaza, cuyo brillo es diferente y la durabilidad no es la misma.

Un objeto de yeso no se puede mojar y la original de maque se puede lavar sin problema; además, el precio también es evidente, debido a que una pieza de unos 25 centímetros trabajada con yeso, cuesta como 800 pesos, pero una pintada con maque vale más de tres mil pesos.

Sobre la otra técnica que se realiza en el taller ubicado en el interior de la denominada Casa de los Once Patios, además de la pasta de caña, es la de lacas perfiladas, en la cual Erandi es especialista, y se trata de brillantes piezas de madera pintadas de negro con laca.

“Se hace el diseño a pincel con una pasta que los artesanos fabrican con un aceite de linaza que se deja secar al sol por un año, lo que lo clarifica, y con más elementos los revolvemos y hacemos lo que es mordente, que es una pasta que tiene la consistencia de un óleo”, explicó la joven.

Dicha pintura la manejan con pincel para realizar el diseño en la pieza previamente laqueada, tras lo cual se deja reposar 24 horas para que se seque y no se manche, después, la pasta recibe el oro laminado de 23 y medio kilates, y debido a que es extremadamente delgado, lo deben manejar con algodón y no directo con las manos, aunado a que debe trabajarse en un área cerrada.

Erandi mencionó que a las piezas que son de uso común, tal es el caso de los collares y aretes, les aplican una resina poliéster para que se pueda usar, pero las piezas más grandes y decorativas no la llevan, lo cual es la garantía de que en verdad se trata de oro, porque hay quienes llegan a usar metal falso o bronce.

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