Parar la legalización de la prostitución #EsPorTodas

13 de Noviembre de 2018
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De pequeña mi madre siempre me decía que no me peleara con los otros niños. Nunca entendí por qué tanta insistencia ya que jamás tuve altercado alguno, al menos no físico, con mis compañeras de colegio.

Excepto una vez que un niño me quitó mi pelota…pero eso os lo cuento otro día. El caso es que me acuerdo de ese consejo maternal en este preciso momento en el que estamos a escasas horas de una brutal Pelea, y de las gordas.

La pelea en cuestión es la que nos vamos a tener que echar desde dos organizaciones feministas (Plataforma 8 de Marzo de Sevilla y L’Escola AC) que, con escasos medios, pero con mucha determinación, salimos al paso del Ministerio de Trabajo, y de una organización que dice aglutinar a “trabajadoras sexuales”, para evitar el intento de legalizar que el Proxenetismo en España como actividad económica lícita y legal. Es decir, sacar a los proxenetas del Código Penal para pasarlos al Código de Comercio.

COMERCIANTES DE MUJERES, LEGALES Y LEGÍTIMOS
Cómo hemos llegado hasta aquí es una cuestión que todas y todos los que estamos metidos a la fuerza en esta pelea nos preguntamos con más frecuencia cada vez que se va acercando el momento de entrar en el juicio en el que intentaremos parar esta surrealista e insoportable situación.

La respuesta, al menos para mí, es muy clara: Por la incompetencia demostrada por el Ministerio de Trabajo en este asunto desde el minuto 1.

Desde el Ministerio y desde el gobierno en su totalidad, puesto que le faltó tiempo al presidente para sumarse a la tesis futbolística del “gol por la escuadra” acuñada por la ministra de trabajo.

Porque los grupos de gente con ciertos intereses, por abominables que sean, pueden intentar “legalizar” su situación y limpiar su imagen hasta donde quien debe controlar que eso no sea posible les deje. Sobre todo si nadie controla nada.

Incompetencia previa, por dejar que una organización cuyo reconocimiento legalizaría de facto como patronal de esas “trabajadoras sexuales” a los tratantes de mujeres para su consumo, se registrara como sindicato, nada menos.

Nosotras, desde L’Escola AC preferimos pensar que no se leyeron ni los papeles, y por eso hemos demandado al Ministerio de trabajo. Preferimos pensar eso antes que caer en pensamientos oscuros de intereses creados. Así de buena gente somos.

Y luego, incompetencia continuada por permitir que el próximo día 14 de noviembre a las 11:30 horas en la Audiencia Nacional, el abogado del Estado, quien representa al Gobierno, se siente al lado de los representantes de esa extraña organización, para defender lo mismo que ellos, en contra de las feministas, esto es, la validez de la inscripción de OTRAS como sindicato y la legalidad del mismo.

Es decir, justo lo contrario que vienen diciendo en todas las declaraciones públicas que han hecho hasta ahora al respecto. Pelearse está feo, pero mentir también.

Pero no hay que perder de vista lo fundamental en este asunto. A quién realmente nos enfrentamos es al proxenetismo legal.

A las mafias de traficantes de mujeres y niñas que camparán a sus anchas por nuestro país si se reconoce la legalidad de la prostitución como trabajo por cuenta ajena, ya que los proxenetas se convertirían inevitablemente en la patronal del sexo.

¿Se acuerdan de ANELA? ¿Esa organización de propietarios de clubs presidida por un destacado miembro de la fascista España 2000? Pues ese tipo de personas son las que se verían beneficiadas si OTRAS se legitima como organización sindical.

Vía libre para tratantes que pasan de delincuentes a emprendedores de éxito seguro, puesto que la prostitución no es un trabajo, pero es un negocio millonario.

Nos importa bien poco lo que piensen todos los implicados en este juicio. A nosotras y nosotros, desde L’Escola, sólo nos importan las mujeres, incluidas nosotras mismas.

Yo misma, egoístamente si queréis. Yo porque no quiero ser comprada ni vendida, yo porque no quiero ser penetrada por decenas de hombres diferentes al día para enriquecer a un tercero.

Yo porque no quiero que trafiquen conmigo por mi situación de necesidad y me lleven a Europa donde formaré parte de una oferta de “barra libre” en sexo a todos los clientes del local.

Yo porque no quiero que se me rebaje tanto que piense que mi única salida sea drogarme o emborracharme para acabar cortándome las venas en el baño del burdel donde me tengan encerrada.

Yo porque no quiero que nada de eso sea legal ni que nadie pueda hacer nada por ayudarme. Es para que no me pase a mí. Es para que no le pase a nadie. Es por todas.

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