La venta del avión presidencial

27 de Agosto de 2018
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Y es que, entre más avanzaba la contienda, el candidato puntero Andrés Manuel López Obrador aventajaba cada día a sus principales contrincantes, sin embargo, hubo momentos en los que parecía que esa abismal diferencia si podría ser alcanzable, obligando a TODOS los presidenciables a mejorar sus tácticas y desarrollar estrategias de marketing político a costa de lo que sea.

Así fue como durante 90 días las promesas de campaña fueron subiendo de tono, parecía que se trataba de decir lo que fuera con tal de agradar al electorado y subir en las encuestas.

Un día despertábamos con bonos económicos para todos, otro día la gasolina casi sería gratuita, casa para todos, empleos bien pagados, hasta teléfonos celulares y tablets electrónicas habría para cada mexicano.

El problema vendría para aquel que resultará ganador, al final, los votantes eligieron al que más les convenía; a aquel en el que vieron de sus propuestas una oportunidad de mejorar la calidad de vida, de progresar, de salir adelante, de cambiar y poder tener un gobierno comprometido con y para los ciudadanos.

Ahora la situación es ¿cómo cumplir? ¿Cómo hacer para que las promesas de campaña sean rentables? Y así es como llegamos al polémico asunto del famoso AVIÓN PRESIDENCIAL y su venta, una de las apuestas del nuevo Presidente Electo y que anuncio como bandera de su campaña y próxima administración.

El viernes 24 de agosto pasado, López Obrador anunció que a partir de ese día se estaría solicitando toda la información de la compra del AVIÓN PRESIDENCIAL con el fin de comenzar a analizar cuál será el proceso para su venta, de momento, ha anunciado que será a través de una licitación pública que permita ofertarlo al mejor postor y en donde no exista pérdida para el erario público.

Pero ¿cómo poder hacer para que no haya pérdida? la realidad aquí, es que analizando el comportamiento financiero de un inmueble, por supuesto que la habrá. Tan es así, que analistas financieros y economistas han anunciado que le saldrá más caro venderlo que seguirlo conservando.

Y esto es muy simple, el AVIÓN PRESIDENCIAL es un inmueble que se deprecia año con año. Recuerda usted, ese comentario de que un auto en cuanto pone una llanta en la calle fuera de la agencia automáticamente ha bajado su valor, pues es exactamente lo mismo.

El avión tiene 9 años de antigüedad, pues salió de fábrica en 2009 y una aeronave en promedio se deprecia entre un 5% y 8% cada año, por lo que ahora su valor podría ser de alrededor de poco más de 120 millones de dólares, siendo que fue adquirido por 218.7 millones de dólares.

Pero como decía el famoso Raúl Velazco, “aún hay más”, pues el polémico avión se configuro muy particularmente para uso del Gobierno, por lo que los expertos en la materia apuntan que el equipamiento y adaptación que tuvieron que hacerle se ira a la basura, pues no tiene valor para una aerolínea comercial (si es que este giro se interesa en adquirirlo), y lo relevante aquí es que tan solo por esta situación podría venderse solo por el 30% de su valor original.

Pero vamos a echarle un poquito más de razonamiento, ya que se habla de cuánto costo y cuánto cuesta ahora, pero caramba, también se han pagado y siguen pagando intereses, ya que no se trató de una compra de contado, por lo tanto a la pérdida habría que sumarle todos los gastos financieros devengados y los que se habrán de cubrir al momento de cerrar la deuda, porque se tendrá que liquidar por el monto total, no por su valor actual.

Y una deuda que se pactó su financiamiento a 15 años y que todavía le faltan 9 para cumplirse.

Así que sin echarle mucha matemática, todo parece indicar que en una de esas, ni para pagar el compromiso financiero del Estado podría alcanzar.

Súmele usted querido lector, todos los gastos que se tendrán que realizar para cubrir los compromisos del próximo Presidente de la República y su comitiva, quien categóricamente ya manifestó: “Yo voy a seguir en aviones de línea aunque tenga que ir a China”.

Es muy complicado sin lugar a dudas tratar de darle gusto a todos, y más aún con un compromiso de campaña que a nadie se le olvida, pero valdría la pena sacar honorablemente el asunto, reconociendo lo que se puede hacer y lo que no, sin tratar de engañar a los mexicanos, que es justo de lo que estamos cansados.

Andrés Manuel López Obrador, tiene los sueños de los mexicanos cargando en su espalda, un gran peso de una sociedad que se cansó de tomadas de pelo, y que hoy solo busca salir adelante con honestidad y en unidad. La campaña se termino, ahora se trata de cumplir, pero cumplir responsa y honorablemente, es lo que los mexicanos merecemos y necesitamos.

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