Hasta el momento no hay reportes de víctimas mortales ni daños materiales, pero medios locales informaron que tanto los iraníes como los iraquíes salieron a las calles por temor a posibles derrumbes, como ocurrieron hace dos meses.
Siete de los movimientos telúricos ocurrieron cerca de la ciudad iraquí de Mandali, mientras otro en las inmediaciones de Mehran, en el oeste de Irán, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
El USGS destacó que los sismos se produjeron en el lapso de una hora a partir de las 06:59 horas GMT) y que el epicentro del más grande, de magnitud 5.6, se situó a 18 kilómetros de Mandali, a una profundidad de 10 kilómetros.
Los sismos fueron muy superficiales, lo que puede provocar más movimiento en la superficie y más daños, especialmente en lugares sin unos estándares de construcción estrictos.
El pasado 12 de noviembre, un sismo de magnitud 7.3 azotó la frontera entre Irán e Irak, en concreto la provincia iraní de Kermanshah, dejando hasta ahora al menos 620 muertos, más de nueve mil heridos, unas 30 mil casas dañadas y otras 12 mil destruidas, según un reciente balance oficial.
En Irak, nueve personas perdieron la vida y unas 550 resultaron heridas, todas ellas en la región del Kurdistán, en el norte del país.
Desde entonces, en la región se han producido más mil 600 sismos y réplicas, el más reciente el pasado 7 de enero en la provincia de Kermanshah, en el oeste de Irán, con un saldo de 51 heridos.
Irán e Irak están situados sobre varias fallas tectónicas por lo que son relativamente frecuentes los sismos, como el de 2003 en la ciudad de Bam, en el sureste del territorio iraní, que dejó al menos 31 mil muertos.