La “perla negra” es originario de Mozambique, país en el que inició su carrera como futbolista en el Maxaquene, club en el que marcó 77 goles en tan sólo 42 partidos.
Estos números, lo catapultó a firmar con el Benfica de Portugal cuando el mítico entrenador húngaro, Bela Guttmann, pidió explícitamente su fichaje al club de Lisboa.
Eusebio únicamente participó en dos partidos en su temporada de debut, en ambos anotó, con las “Águilas”, pero un año después, y con la confianza plena de Guttman, marcó 29 goles en 31 juegos, incluyendo dos goles en la final de la Copa de Europa en la que vencieron 5-3 al Real Madrid y consagró al conjunto lusitano como el mejor del continente europeo.
Desde ese momento, “La Pantera Negra” siguió acumulando anotaciones con el Benfica y se convirtió no sólo en el líder del equipo en ataque, sino en la máxima figura del futbol portugués y la esperanza de un país para ganar una Copa del Mundo.
A pesar de que esto último no fue posible, llevó a Portugal a disputar la primera semifinal de su historia en un Mundial, cuando en Inglaterra 1966, anotó cuatro goles para remontar un 3-0 frente a Corea del Norte y poner a su país entre los mejores cuatro equipos del mundo.
Los lusos terminaron en tercer lugar en aquella Copa del Mundo y Eusebio terminó como máximo anotador del certamen con nueve tantos en seis enfrentamientos.
A lo largo de su carrera, el ariete portugués consiguió marcar un total de 581 goles en 574 juegos (promedia más de un gol por partido), y después de su paso por el Benfica, donde metió 473 anotaciones, tuvo un paso por el futbol de Estados Unidos, la segunda división de Portugal y el futbol mexicano con Monterrey en 1976.
Considerado como el noveno mejor futbolista del Siglo XX por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS por sus siglas en inglés), Eusebio da Silva Ferreira, a cuatro años de su muerte, es la leyenda más grande en la historia del futbol portugués.