¿Nos concedieron?

20 de Octubre de 2017
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“…y un 17 de octubre de 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines concedió el voto a la mujer mexicana”. Dicho así pareciera que un día el señor amaneció de buen humor y dijo: “Sería buena idea que las mujeres, al igual que los hombres, puedan votar y ser electas”.

Y no fue así. Le cuento: Desde 1821, un grupo de mujeres zacatecanas exigió trato de ciudadanas, tras afirmar que aportaron todo y más a la causa de la Independencia. A partir de entonces, las voces sólo se multiplicarían.

Elvira Hernández Carballido, reconocida investigadora en el tema, señala que desde mediados del siglo XIX surgieron las primeras publicaciones periodísticas fundadas y redactadas por mujeres que demandaron derechos para las mujeres.

Entre ellas, destacan el semanario Violetas del Anáhuac, dirigido por la mexicana Laureana Wright. A este semanario se unieron otras publicaciones como Vesper, fundada en 1901 por Juana Gutiérrez y Elisa Acuña.


A tal punto comenzaron a exigir derechos políticos, que el 31 de marzo de 1911, en la primera plana del importante periódico El Imparcial, se reportó: “Las mujeres solicitaban tomar parte en la lucha electoral”.


La nota precisaba que las sufragistas solicitaron que el presidente enviara una iniciativa al Congreso de la Unión para que les sean reconocidos los mismos derechos que a los hombres en lo que se refiere a votar y ser votadas.

¡Y el texto fue firmado por más de 400 mujeres!

En la historia del sufragio de las mexicanas encontramos muchos nombres y acciones: Elena Torres, Columba Rivera, Eulalia Guzmán, Cuca García, Dolores Jiménez Muro; en Yucatán a Elvia Carrillo Puerto, Francisca Ascanio, Porfiria Ávila, entre muchas otras.

Mención aparte merece la coahuilense Hermila Galindo, quien argumentó, cabildeó, escribió, público “La mujer Moderna”, dio entrevistas a los medios, organizó manifestaciones.

Ella redactó la petición de ciudadanía para las mujeres al Congreso Constituyente de 1917, y cuando los diputados nos excluyeron, se postuló para diputada federal por el 5° distrito, a fin de mostrar la injusticia que significaba dejar sin ciudadanía a la mitad de la población. Fue la primera candidata en nuestro país.

Pero es en la década de 1930 cuando la lucha por el sufragio adquiere forma de movimiento social, porque mujeres de distinta condición social e ideología se organizaron en el Frente Único Pro Derecho de la Mujer, que reunió alrededor de 800 agrupaciones y tuvo más de 50 mil integrantes.

Estas mujeres celebraron marchas, mítines, protestas públicas, conferencias. Y no fue fácil. Hernández Carballido relata que Soledad Orozco contó: “Recibimos muchas burlas, muchas humillaciones, incluso de políticos que se decían revolucionarios".
"También éramos objeto de escupitajos”. Adelina Zendejas recordó: “A veces nos juntábamos 300 mujeres en el Zócalo y nos recibían con pedazos de cáscaras de sandía, huevos podridos y jitomates”.

Pero no cedieron. Elvira Hernández afirma que en 1940 más de 3 mil mujeres se manifestaron con carteles donde se leía: “La mujer organizada y consciente tiene derecho al sufragio” y “Por mi patria y por mi hogar”.

Amalia Castillo Ledón fue otra protagonista de primera línea. Como diplomática, con presencia en los altos círculos del poder a nivel nacional e internacional, cabildeó y presionó, argumentó y organizó distintas acciones para que se modificara la ley y se nos reconociera nuestro derecho a la ciudadanía.

Y también participaron activamente María Lavalle Urbina, Esther Chapa, Elvira Vargas, Margarita Robles, Margarita García entre muchas otras.

Así que ¿nos concedieron? ¡Nada de eso! ¡Nunca es una concesión!

Detrás de cada uno de nuestros derechos –desde el derecho a leer y escribir, hasta los derechos que hoy vindicamos o reivindicamos, como el derecho a una vida libre de violencia– hay mujeres irreductibles y tenaces que le hacen frente a la desigualdad, la discriminación, la injusticia y la violencia.

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