Cuba: Alta fecundidad adolescente, un desafío para la planificación familiar

17 de Julio de 2017
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La Habana, julio (SEMlac).- Aun con información, servicios de planificación familiar y acceso a la anticoncepción, todavía es elevado el número de personas en Cuba, sobre todo jóvenes, que no evitan los embarazos o los asumen una vez que aparecen en sus vidas, sin haberlos planeado.

"La alta fecundidad adolescente es el gran reto de la salud sexual y reproductiva y también un desafío para la sociedad cubana", señaló Roberto Álvarez Fumero, jefe del Departamento Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública, durante la apertura de dos cursos sobre planificación familiar en el Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro, de la capital cubana, a propósito de las celebraciones por el 11 de julio, Día Mundial de Población.

Pese a esfuerzos diversos, servicios y disponibilidad anticonceptiva, las encuestas indican que 40 por ciento de la población adolescente no hace uso de los métodos anticonceptivos, agregó el funcionario.

De acuerdo con la encuesta Nacional de Fecundidad de 2009, 30 por ciento de las personas jóvenes de ambos sexos tuvo su primera relación sin ninguna protección, lo que deriva no pocas veces en una dinámica que preocupa a las autoridades sanitarias: los elevados índices de embarazo adolescente.

Fumero explicó que se trabaja en el diseño de servicios amigables de salud sexual y reproductiva que tomen en cuenta los criterios de adolescentes y jóvenes, se formulan estándares cubanos de calidad y se identifican barreras.



"Igualmente se estudia la legislación vigente para ampliar el acceso de adolescentes a servicios de planificación familiar sin la presencia de padres y tutores, agregó".




El especialista también hizo un llamado a redimensionar y readecuar los menajes dirigidos a jóvenes y adolescentes, a elevar la calidad de los servicios de planificación familiar y mejorar la preparación del personal de salud, con vistas a actuar imparcialmente desde la evidencia científica, desmitificar los métodos de anticoncepción e incorporar técnicas participativas a la hora de ofrecer información y orientación a las parejas.

Investigaciones llevadas a cabo en el país indican que no ocurren procesos conscientes de planificación familiar y que, por lo general, se toma la decisión de tener un hijo ya en presencia del embarazo.

Existen evidencias, además, de una iniciación temprana de las relaciones sexuales, a menudo sin protección, junto a un conocimiento formal de los métodos anticonceptivos.

"Hay que seguir trabajando en educar, asegurar la provisión de anticonceptivos, la cobertura de servicios de salud sexual y reproductiva a favor de decisiones informadas de las mujeres y las parejas, y atender de manera intersectorial el embarazo adolescente", sostuvo Rafael Cuestas, coordinador internacional de Programas del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en Cuba.

Las mujeres y las parejas necesitan información para empoderarse y tomar decisiones libres e informadas acerca de las familias que desean crear, dijo María Virginia Camacho, asesora regional de Salud Sexual y Reproductiva del UNFPA en América Latina y Caribe.

La experta insistió en la idea de que el acceso a la anticoncepción y la planificación familiar es un derecho humano y que los servicios de salud deben garantizar una oferta anticonceptiva y consejería adecuada para lograr que esa persona pueda tomar su decisión libremente.

Señaló que las grandes barreras en estos temas también se encuentran en los servicios de salud, donde debe garantizarse el derecho a la elección de manera neutral, en un medio ambiente sanitario que garantice el suministro de información y de programas con apoyo desde las políticas públicas.

Datos de UNFPA citados por la funcionaria dan cuenta de que en la región de América Latina y el Caribe 65 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años desea evitar un embarazo, 24 millones de mujeres reportan necesidad insatisfecha de métodos anticonceptivos y 66 por ciento de los embarazos no intencionales provienen de mujeres con necesidades insatisfechas de anticoncepción.

Detrás de esas realidades hay mujeres y familias no empoderadas, relaciones de género desiguales, falta de acceso de esas mujeres a la educación, a la información, el peso de factores socio-culturales, la pobreza y servicios salud que no responden a las necesidades de la población, puntualizó Camacho.



"Por eso el llamado de UNFPA se enfoca este año en la planificación familiar y la necesidad de empoderar a las personas para desarrollar a las naciones".




La capacidad de una persona para planear el momento de iniciar una familia y decidir el tamaño de esta es un elemento fundamental, también, para el ejercicio de otros derechos, había suscrito Cuestas el pasado 10 de julio, al inaugurar un taller científico en el Centro de Estudios Demográficos (Cedem) en La Habana, también a propósito del Día Mundial de la Población.

Cuestas insistió en entender la planificación familiar voluntaria, incluidos los servicios de salud sexual y reproductiva, como parte de un paradigma que se basa en derechos y reconoce a las personas como protagonistas de su propio desarrollo, más que receptores pasivos de servicios.

El funcionario recordó que ese enfoque nace de los mandatos derivados del Plan de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo aprobado en 1994 en El Cairo, con el consenso de 179 países.

El acceso a servicios de planificación familiar segura y voluntaria, además de ser fundamental para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, también es un factor clave para la eliminación de la pobreza, dijo el funcionario.

Precisó que hacer valer el derecho de las mujeres y las niñas a decidir de manera libre e independiente, si desean tener descendencia, en qué momento y cómo hacerlo, se traduciría en mejores oportunidades que les permitirán convertirse en trabajadoras asalariadas y amentar los niveles de ingreso de sus familias.

Las mujeres que tienen mayor acceso a recursos productivos también disfrutan de mejores condiciones de salud, alcanzan niveles educativos más altos y experimentan menor incidencia de situaciones de violencia de pareja, reflexionó. (Sara Más)

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